Si usted tiene la ilusión de que su participación en la consulta resultará trascendente para el país y será parte de un gran cambio político y social, déjeme decirle que su participación, o no, es meramente intrascendente.

Si va o no va, si vota sí o no, el único que gana es el presidente López Obrador y su movimiento. El tema es político, no jurídico, que no lo engañen; es una decisión tomada, no le están consultando para emprender “acciones legales”. No es por ahí, no se confunda, le están llamando al linchamiento público de las instituciones. Detallo:

Para que la consulta sea vinculante, es decir, para que técnicamente valga la pena, se necesita al menos el 40 por ciento de participación de los ciudadanos que integran el padrón electoral, lo cual desde ahora se antoja difícil con una tercera ola de Covid-19 tocando a la puerta y con poco menos de dos meses de haber vivido un proceso electoral, por lo que seguramente veremos al Presidente en la mañanera del 2 de agosto culpando a la mafia del poder de operar en contra del ejercicio democrático, personalizando el conflicto en contra de Lorenzo Córdoba y el INE; seguramente ellos bloquearon al pueblo, dando pie a su linchamiento y desprestigio que le permitiría justificar su renovación, y por qué no, hasta su desaparición.

Ahora bien, pensemos que se da la participación pero los resultados no favorecen al Presidente. El discurso será el siguiente: “La mafia del poder tiene secuestradas a las instituciones, se robaron la consulta y el INE lo permitió (no lo niegue, lo leyó con voz del PG).

Mismo discurso sería aplicable en el remoto caso que gane el “SÍ” pero sin la participación requerida, con la variable de que no se contabilizó de manera correcta el porcentaje; pero siempre, siempre será culpa de todos, menos de él.

Otro escenario es que todo le salga a pedir de boca al Presidente, sí, al Presidente, no a usted que está de acuerdo y le hace segunda; esto es una decisión unipersonal y esa persona está determinada en juzgar al pasado para justificar su presente; la mayoría de los delitos que presuntamente cometieron los expresidentes, sí, presuntamente, ya que en este país (gracias al cielo) todos tenemos derecho a un juicio justo y somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario; hasta ellos, no hay cláusula de exclusión.

Pero al grano. Seguramente la fiscalía, como organismo independiente nombrado por el Presidente, a quien le debe su chamba, integrará todas y cada una de las carpetas a modo de que todos seamos felices y buscará se judicialicen.

Es en esta parte del proceso donde “la puerca tuerce el rabo”, pues esas carpetas serán dulces envenenados para el Poder Judicial. ¡Ay de aquel juez de control que le caiga una de esas “monadas” y determine la caducidad del delito, el no ejercicio de la acción penal o, mejor aún, que abra a juicio y no acuerde alguna medida cautelar! ¡Linchamiento seguro!

Ya veo hordas de lumpen rencoroso alentado desde el Palacio Nacional, manifestándose afuera del juzgado y al Presidente diciendo: El Poder Judicial está corrompido, la mafia del poder lo tiene secuestrado, hay que reformarlo. Échese ese trompo a la uña. No se había dado cuenta, ¿verdad?

Siendo honestos, ¿usted cree que a Carlos Salinas de Gortari le importa la pichurrienta consulta? Le aseguro que ni la ve ni la oye, le vale madre. Quizá los más preocupados deberían de ser Peña Nieto y Calderón; y el primero vive “La vie en rose” con su nuevo romance, y el segundo vive “l’éléphant rose”, con su romance de siempre, con el sincero “Juanito el Andarín”.

Así que ni se desgaste en buscar explicaciones jurídicas en tratados internacionales, acuerdos trasnochados o tesis doctorales; todo se resume en chingar, chingar a algo o a alguien, en este caso a las instituciones, porque a los expresidentes el Presidente les hará lo que el viento a su figura totémica, Juárez; si, le atinó, absolutamente na… da.

Santiago busca aliados

Es claro que el titular de Inteligencia Financiera adscrito a la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, se quedó con la espinita de buscar algo en su tierra. Una aspiración válida y respetable.

Sin embargo, en ese afán y con la necesidad de la construcción de equipo bajo la premisa de que “solo se llega más rápido, pero acompañado se llega más lejos”, ha ido sumando buenos malos y peores; estos últimos los más, arribistas exiliados de otras instituciones políticas, chapulines multicolores y doctorantes engañabobos, que han hecho de los títulos el medio para destacar entre la tribu morenista que en el fondo vomitan y ven menos ¡Pinche vulgo! Fuchi, guácala.

No, no me refiero a Arturo Maximiliano García Pérez, él también fue víctima de esa prole, la sumó a su proyecto y con ello a sus demonios; él sería una excelente opción para poner orden en la Secretaría del Bienestar, que tanta falta hace.

Tampoco hablo de Joaquín de la Lama Corres, actual delegado de la Segob; él es amigo de Santiago y no del puesto, al igual que Juan Carlos Espinosa Larracoechea, titular de la Aduana Interna.

Me refiero a las rémoras chambistas, esas que, en la necesidad de “comer con manteca”, adulan y le venden espejos al son de “Morena my Religion” y “Santiago my Lord”. ¿Los ubica? Yo sé que sí, son sirenas del mar de cemento, que con cantos cibernéticos, una que otra adulación inocua y alguna aportación pseudofilosófica, pierden al personaje para sacarse la foto genérica a su lado, que luego presumirán a la menor provocación seguido de un “somos amigos desde el útero”, nos cambiaban pañales juntos, soy su brazo derecho.

Justo de esos es de los que se tiene que cuidar; claro, si su idea es contender en 2024 por el Senado de la República.

Ahora que si el proyecto es jugar a “ahí viene el lobo” y a ver qué sale, los personajes están que ni pintados.

Elsa, ¿en apuros?

Aunque me había prometido no volver a escribir sobre la diputada Elsa Adané Méndez Álvarez, los tiempos de veda vacacional lo permiten y las circunstancias lo obligan.

En verdad no deja de sorprenderme la inocente beligerancia con la que se conduce la legisladora. Mire que bajar su cuenta de Twitter, en el afán de que no hubiera pruebas en su contra en el juicio que se le sigue por discriminación.

No cabe duda, sus asesores son párvulos; seguramente todos sus posteos ya están respaldados e integrados en la carpeta de investigación y obran en juicio. ¿A poco pensaron que con eso la chispaban?

Por otro lado, no entiendo a qué le tienen miedo, pues aunque a muchos les gustaría, quizá víctimas del desconocimiento popular y la norma basada en el “primo de un amigo”, que la legisladora pise “torre 20”, lo cierto es que no pasará; y en caso de que sea declarada culpable, todo quedará en una disculpa pública y reparación del daño. No da para más.

No vayan a empezar con que hay corrupción en el proceso o que a mí ya me compraron y por eso digo esto; simplemente, suponiendo sin conceder que la legisladora sea culpable, la ley marca lo que alcanza y nada más.

Lenguas viperinas

Adivina, adivinador: ¿Qué funcionario federal alega homonimia para birlar pensión alimenticia?

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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