Para nadie es un secreto, y menos al interior del PRI, lo que significan estos dos nombres: Abigail Arredondo y María Alemán. Son dos mujeres que siempre han estado ligadas a este partido en franca decadencia. Veamos, pues.

Abigail Arredondo, la actual diputada local, trae una pelea soterrada con su compañera de partido, la diputada federal María Alemán, y eso ya no se puede ocultar; es más, desde el interior algunos atizan y echan leña fina a la hoguera.

Las dos quieren, y quieren bien, llevarse la candidatura del tricolor a la presidencia municipal y las patadas abajo y arriba de la mesa están al orden del día. Sin duda, hasta se atreverán a negarlo, pero, el pero de siempre, hay evidencias marcadas de que dentro de ambos equipos la guerra es sin cuartel.

Las dos niñas consentidas del exgobernador Pepe Calzada están dispuestas a todo con tal de llevarse la nominación a la joya de la corona. Así como se conocen y mencionan a los inefables “Calzada Boys”, también están las “Calzada Girls”.

Abigail (Aby para los cuates), desde que trabajaba en el Palacio de la Corregidora, dio cuenta de los ánimos que tenía por sobresalir y lo consiguió, a pesar de que mucho tuvo que remar a contracorriente incluso dentro de su mismo partido, porque si entre los hombres hay envidias, aquí entre las mujeres parece doble esa cualidad.

Su llegada como dirigente al ONMPRI fue accidentada y tuvo que llegar a algunos acuerdos que a muchas mujeres de su partido no las dejó satisfechas, lo mismo que a la diputación local, simple y sencillamente porque consideran las mujeres de su partido que no tiene los méritos ni la experiencia para ambos cargos, pero “haiga sido como haiga sido”, llegó a dichas responsabilidades.

La cuestión es que ahora tiene una situación muy parecida; dentro del PRI la ven muy verde y alejada del partido, no quiere salir de su zona de confort y creen que no tendría posibilidades de dar la pelea para arrebatar al PAN la presidencia municipal de Querétaro.

En el caso de la otra niña consentida, su escasa y meteórica carrera se limita a una contestación enconada contra Armando Rivera en su segundo informe de gobierno municipal. Cuando fue regidora no se le conoció más, y como diputada local, algo hizo sobre las modificaciones a la ley de condominios, pero no tuvo un final feliz.

Ahora como diputada federal le dijo sus verdades a AMLO y volvió a retomar oxígeno para que su equipo de campaña, perdón, de trabajo, ande vendiendo productos de primera necesidad en la periferia de la ciudad y pidiendo la credencial de elector a quien cae en el garlito.

Lo cierto es que tiene un poco más de experiencia que Abigail Arredondo, pero ello no le garantiza que la diputada local no se esté moviendo con su padrino político para pelear por la nominación a la candidatura de la presidencia municipal.

Hagan sus apuestas, señores.
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Suena hasta ridículo, pero así es la democracia dentro de Morena; y para pronto, hay ¡102 candidatos a la dirigencia nacional y algunos más para la Secretaría General!, entre quienes destaca la queretana Carmen Gómez Ortega, quien tiene sus méritos para ocupar dicho cargo, con capacidad y conocimiento.

Hay quienes en verdad dan vergüenza y uno se pregunta: ¿Esta persona en realidad quiere ser el dirigente nacional de Morena o solamente se inscribió porque quiere sus cinco minutos de fama y salir del anonimato para que pueda ofrecer una rueda de prensa y pretender hacer campaña con ello?

En serio dan vergüenza ajena, mejor que se queden en su terruño y sigan siendo simples militantes, así no ofenden la inteligencia de sus correligionarios.

Abrieron la puerta, y bueno, qué padre que hay muchos que quieren llegar a la dirigencia nacional, pero uno se pregunta si hay capacidad, conocimiento, liderazgo y militancia, que no lo es todo para aspirar o soñar con un cargo de esa naturaleza.

Lo bueno es que ya falta menos para ver el final de la telenovela y observar cómo las cúpulas deciden que Porfirio Muñoz Ledo pueda llegar y los otros 100 se queden con su papelito que los acreditó como aspirantes a la dirigencia nacional y lo utilicen en sus pueblos para decir en su currículum que fueron suspirantes a presidir su partido.

En serio de risa loco este democrático ejercicio que dejará más muertos y divisionismo político que el que se tiene hoy en día al interior de ese partido que, efectivamente, fue la esperanza de México.
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Quien está mal y anda de malas es el regidor del PRIAN, Juan José Ruiz, ya que se le amargó el negocio que trae con las cúpulas del PAN para que ese partido, en caso de que regresara a dirigirlo, tuviera una alianza con los blanquiazules para derrotar a Morena. Pero todo le salió mal al “Pepe Boy”.

Además de que está alejado de su padre putativo, hoy PP lo desprecia y no le perdona la traición que le hizo. Bueno, en política eso está al orden del día; si no, pregúntenle a Roberto Loyola, pero esa traición fue la gota que derramó el vaso que siempre disfrutó el regidor del PRIAN.

Hoy todo le sale mal y el tribunal regional electoral ya falló en su contra. Pero es tanta su ambición que quiere otra vez disfrutar del millón 800 mil pesos que mensualmente el INE le da como prerrogativas al PRI; no se hace a la idea Juan José Ruiz de dejar sus borracheras y comer en lujosos restaurantes a costa del dinero de todos los mexicanos y todos los queretanos; porque, dicho sea de paso, es dinero público que ha dilapidado en su beneficio personal esta piltrafa política que no se conforma con la regiduría que sigue esquilmando.

El siempre derrotado JJ, que a fuerza quiere la ubre; es su naturaleza y no va a cambiar.

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