Cualquiera pensaría que la guerra, la confrontación, polarizar a la gente es mal negocio; sí lo es para la mayoría de la población, pero no para quienes tienen intereses personales o de grupo, que pasan por encima de la dignidad humana.
Van de profetas y la verdad es que el éxito es su meta; para esa gente sin escrúpulos la manipulación, la guerra, la confrontación y la polarización es su negocio.
La polarización de puntos de vista, de argumentos y posiciones políticas, sociales y económicas ha sido el pan de cada día en los últimos 4 años, en todos los ámbitos, pero principalmente en el político.
Vamos con dos casos palpables de tal situación, uno nacional y otro local: el tema de las corcholatas –oficiales y de oposición– para la elección de 2024 y que pasa por el Estado de México, y el del paro en la Universidad Autónoma de Querétaro, que cumple casi 20 días.
La demanda en punto por el que inician el paro los estudiantes es más que legítima; es un tema que lacera, lastima a todos: la violencia de género.
La negociación en la UAQ llega en un momento totalmente polarizado y de casi irreconciliables posiciones de las partes en conflicto: van a seguir la guerra firmando la paz.
Sin ser tristes optimistas ni alegres pesimistas, debemos de reconocer que un rayito de esperanza se abre este lunes 17 de octubre en la Universidad Autónoma de Querétaro con el primer diálogo entre paristas y funcionarios universitarios para encontrar mecanismos para combatir la violencia de género, y otras cuestiones más políticas que vienen en el pliego petitorio, que todos conocen, pero que no es oficial para las autoridades universitarias.
Lo mejor es no crearnos falsas expectativas y tener un sentido claro de la realidad, porque aparentemente hay “disposición” de ambas partes al diálogo; la verdad es que ambas partes sostendrán su postura, y encontrar un punto medio, de mediación, debería de ser lo esperado, aunque no creo que vaya a ser así.
Creo que este primer acercamiento es más un round de sombra para dejar en claro las diametralmente opuestas posiciones de ambas partes.
Lo más seguro es que se avance un poco solo en el tema de no perder el semestre, y que se busquen alternativas académicas, principalmente de los paristas, para que el alumnado no empiece a meter presión con la pérdida del semestre. A los universitarios les queda un poco más de mes y días para finalizar el primer semestre en presencial después de dos años de estar fuera de las aulas por motivo de la pandemia.
Más allá, difícil el arreglo, pero no imposible; eso sí, polarizado el tema, no porque convenga a los estudiantes, a miles de estudiantes, sino a unos cuantos que buscan el poder universitario por el poder mismo; por lo pronto, el combate para erradicar a la violencia de género seguirá pendiente y su discusión será opacada por otras demandas. Al tiempo.
La consigna deberá de ser, no solo en la UAQ ni en el estado, sino en todo el país: hacer conciencia del papel fundamental que juega la mujer en la vida cotidiana; hacer conciencia de las desigualdades a las que se enfrenta.
Por lo pronto, la consigna inmediata en la UAQ es que se debe seguir trabajando en destinar recursos para invertir en infraestructura, servicios y protección social para cambiar las condiciones de las mujeres en particular y de toda la comunidad universitaria en general, en el tema de erradicar la violencia de género.
Mientras, en el ámbito nacional la semana que terminó quedó en claro que el presidente Andrés Manuel López Obrador va a meter toda la carne al asador para garantizar el triunfo electoral de Morena en el Estado de México, en virtud de que ello le abre el abanico de posibilidades para que su proyecto político trascienda más allá de 2024.
Eso por un lado, y por el otro polo está que Va por México –aún patalea– permanece en el ánimo del PRI, PAN y PRD, que bajo el paraguas de la alianza irán unidos en las próximas elecciones de 2023 en el Estado de México y Coahuila. En ambos casos el abanderado será de extracción tricolor y son los gobernadores Alfredo del Mazo y Miguel Ángel Riquelme quienes la están operando.
Polarizada la lucha, guerra y confrontación como estrategia de ambas partes para pavimentar el camino a 2024.
Así, la dimisión de Horacio Duarte la semana pasada a la Agencia Nacional de Aduanas de México responde principalmente al temor fundado de que Morena vuelva a perder la oportunidad de ganar la elección de gobernador del próximo año, como ya ocurrió en 2017, cuando Delfina Gómez cayó derrotada ante Alfredo del Mazo.
Las versiones de que la extitular de la Secretaría de Educación Pública padece de males cardíacos y que incluso compromete su salud, más la caída en las encuestas, son algunas de las razones que han impulsado la incorporación de Horacio Duarte al equipo de campaña de la texcocana; ello, sin descartar que pudiese haber un relevo en la candidatura de Morena para buscar apropiarse de uno de los dos últimos bastiones del PRI; el otro es Coahuila.
Desde luego, en la estrategia para ganar el Estado de México, sin duda, está considerado cooptar al primer priista de esa entidad, ya sea con un cargo diplomático o con impunidad y prebendas, o con lo que sea. Lo relevante es que, tal como lo hicieron con varios gobernadores priistas, Alfredo del Mazo apoye el proyecto político del presidente López Obrador.
Pero dicen aquellos que conocen bien a Alfredo del Mazo, dicen y aseguran fehacientemente, no hará entrega de plaza ni nada que se le parezca; al contrario, hará todo lo legalmente posible para que el PRI se mantenga en el poder.
Si Del Mazo y Riquelme logran derrotar a Morena y mantener al PRI en sus respectivas entidades, irán en coalición bajo los mismos principios en la madre de todas las elecciones: la presidencial de 2024.
Polarizar, confrontar y hacer la guerra firmando la paz es el negocio de moda de los actores políticos, sociales y económicos, tanto en el país como en Querétaro... y hasta en la UAQ.
17
Oct 22
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