[Tras la Verdad] AMLO, experto en manipulación de la información

El presidente López Obrador anuncia que enviará un acuerdo por medio del cual la Guardia Nacional “legalmente” depende de la Secretaría de la Defensa Nacional y deje la subordinación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a cargo de la inepta Rosa Icela Rodríguez.

Sabe perfectamente que constitucionalmente no será válida su iniciativa de acuerdo, trastoca la Constitución. Ninguna de las cámaras tendrá la necesidad de legislar, será administrativa la orden. Según su dicho en la mañanera de ayer lunes.

El ladino cambia de estrategia y va sobre un simple acuerdo que también afectará la Ley Orgánica de la Administración Pública. Su acuerdo será inconstitucional, en caso de ser aprobado, sin ningún sostén constitucional ni legal.

Recordemos que el mismo presidente dio la orden al titular de la Sedena para que se hiciera cargo de la Guardia Nacional. A su vez, el secretario Luis Cresencio Sandoval González giró la instrucción al titular de la Guardia Nacional, por acuerdo del presidente de la República, para que la institución quedara bajo el mando militar. Inconstitucionalidad a la que todos se sujetaron. La señora Rosa Icela Rodríguez aceptó la degradación de su mandato legal y constitucional. Existe el oficio suscrito por el mando militar.

El párrafo 11 del artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos determina que las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil. Reforma propuesta por el mismo López Obrador, aprobada por ambas cámaras y la mayoría de las legislaturas de los estados.

En el penúltimo párrafo del citado artículo quedó prescrito que la Guardia Nacional estará adscrita a la secretaría del ramo de seguridad pública, que formulará la Estrategia Nacional de Seguridad Pública.

El presidente no ha sido capaz de respetar su propia reforma a la Constitución y el titular de la Sedena, si bien de formación militar, no está por encima de las normas constitucionales, así lo ordene su comandante supremo, para el caso Andrés López Obrador. Ambos servidores públicos prestos para ser enjuiciados por violar la Constitución.

De manera inmediata, el presidente ordenó que se militarice al personal de la Guardia Nacional, pasando a formar parte de sus filas el personal tanto de la Sedena como de la Marina, quienes trabajaban en funciones de policía militar. Los menos, de la extinta Policía Federal, también se incorporaron a la nueva instancia de seguridad pública.

La Constitución mandata la obligación de ser institución de carácter civil; en los hechos se desempeña con personal militar, el mismo titular de la Guardia Nacional es de formación militar. Todos cometiendo infracciones tanto a la Constitución como a otras leyes secundarias.

Legisladores de todas las bancadas han aceptado la irregularidad promovida por el presidente López Obrador, nadie impugnó la inconstitucionalidad.

Lo mismo hizo López Obrador con la militarización de las aduanas. Ejemplo. El comandante de la 25ª Zona Militar giró oficio al teniente coronel Roberto Bedolla Morales, instruyéndolo para que “emplee personal militar con formación aduanera en todas las funciones que eran competencia absoluta de personal civil…”; reza así el oficio del 20 de julio de 2022.

¿En esta ocasión cuál es la sorpresa del presidente López? Ninguna. Su estrategia simple de entretenimiento. Los actores políticos alzan la voz y amenazan con ir a la Corte. ¿Por qué la alharaca? Administrativamente, de manera reiterada, AMLO viola la Constitución. Unas veces la Corte lo respalda, otras no; es cuando se molesta y despotrica, continúa con su conducta contumaz.

Lo hizo con su acuerdo administrativo que muchos confundieron con un decreto, cuando ordena a todas las dependencias del Poder Ejecutivo que violen cualquier norma en tratándose de sus obras prioritarias; crea plazos ilegales para que en forma preventiva otorguen toda clase de permisos, y si en determinado momento no responden las autoridades, debe entenderse la “afirmativa ficta” y adelante. Acuerdo saturado de inconstitucionalidad y nada pasó.

Muchos son los actos del presidente que entretienen, distraen a todos de los asuntos medulares. En este momento son los problemas por la construcción del Tren Maya y el T-MEC. De tal suerte que todos enfocan su atención en el acuerdo que aún no emite.

Luego viene su visita a la mina en donde hay 10 mineros bajo toneladas de carbón y miles de litros de agua que inundan la mina. La familiar de uno de los mineros le dio “cachetada con guante blanco”, al decirle al presidente “qué bueno que llegó para tomarse la foto”. Respuesta que dio cuando mandó inundar poblaciones de Tabasco, afirmó que él no iba a tomarse la foto en las tragedias; por esa razón tampoco fue a visitar a los lesionados y familiares de los fallecidos en el accidente del Metro, ni dar el pésame a las familias de la tragedia de Tlahuelilpan. ¿Por qué esta vez sí fue a la mina de Sabinas, Coahuila?

Varias razones llevaron a López Obrador a la distracción. Una, la próxima contienda electoral en ese estado; las minas que controla su amigo el senador Napoleón Gómez Urrutia, de quien nada se sabe; culpar a Vicente Fox, por haber dado la autorización de la mina; otra más, proteger al senador Santana Armando Guadiana Tijerina, quien tuvo que salir al paso y aclarar que la mina no es de él ni de sus familiares, que sí están ayudando con personal y apoyo técnico. Los morenistas metidos hasta el cuello en el problema de la explotación del carbón. De ahí la imprevista visita al lugar de la tragedia del presidente de la República.







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