López Obrador, cuando inició su gobierno, anunció que no se metería en los asuntos de su partido y pediría licencia, que gobernaría para todos. ¡No fue cierto!
El presidente de la República ha mostrado un activismo político inusual, quebranta la Constitución y las normas electorales. De hecho, funge como dirigente de Morena; él dicta las reglas, él decide candidaturas y utiliza el atril de la Presidencia para hacer campaña en favor de sus candidatos.
AMLO no gobierna para todos, él gobierna para los suyos y desprecia a los opositores, no les da tregua. Con mentiras realiza campaña mediática de desprestigio, acusando a la oposición de toda clase de ilícitos, pero sin que nunca haya probado sus denuncias públicas. Es campaña con cargo al erario.
¿Gobierna par todos? Tampoco cumplió López Obrador, solo atiende a sus seguidores y a los que le rinden pleitesía. Al resto los olvida, los castiga sin darles oportunidad alguna.
AMLO ha despreciado la normatividad y los tiempos procesales en materia electoral que se enmarcan en la Constitución y ley electoral. Él ha decidido adelantar las fechas, no le importa la cadencia que prescribe la ley. Hace meses que sus favoritos hacen campaña abierta por toda la República, cuando que la ley electoral prohíbe adelantar precampañas o campañas.
Mario Delgado, pseudodirigente de Moren, tiene que esperar las decisiones del presidente López. Mario no es tomado en cuenta, simplemente se sujeta a lo que ordena el verdadero dueño de la franquicia de Morena.
Con el cinismo que le caracteriza al presidente, él aborda en su agenda mediática los temas de “gobierno”, en los que incluye el proceso interno de su partido para elegir al ungido de su partido, él decide quién participa y quién no.
Acorde con la ley vigente, no la del “Plan B”, el proceso electoral debe iniciar en septiembre próximo; sin embargo, López Obrador inició la carrera de sus favoritos para alcanzar la Presidencia de la República meses antes. A la oposición solo golpes mediáticos para el desprestigio publicitario utilizando recursos públicos. Hecho inédito e inaudito. Aberrante abuso de poder tolerado por los organismos electorales. Si bien lo han sancionado, nada le ha importado al presidente, él sigue con su campaña sin sufrir las consecuencias.
El nerviosismo de las “corcholatas” es evidente. Con el riesgo de “quebrar la unidad” de la recua que se aliena a los tiempos marcados por el presidente. Era necesario que mediáticamente fueran conocidos por los potenciales electores, las 4 “corcholatas” emprendieron recorridos y campaña en toda la República Mexicana. Otra grave falta que conlleva la nulidad de cualquier candidatura por sobreexposición. Después de varios meses de campañas, ya son conocidos y las encuestas sobre su posicionamiento es aberrantemente absurdo; las casas encuestadoras manipulan los nombres de los “ungidos” por AMLO, mientras que la oposición guarda celosamente los tiempos que marcan la Constitución y la ley de la materia. Así que los encuestólogos escogen al azar los nombres de aquellos que han levantado la mano, pero no hacen campaña.
Con el descaro que le caracteriza al presidente López y sin haber cumplido su ofrecimiento de no intervenir en los movimientos de su partido, expresó ayer en conferencia de prensa que es importante que todos se expresen (los de su partido) y que en definitiva se termine con el tapado, con el dedazo; que se termine con la compra del voto, con los candidatos impuestos por los medios de información; que ya no se fabriquen telenovelas. Tremendo cinismo de quien no conoce la palabra.
También refirió que “es muy importante que se terminen en definitiva, para siempre, los fraudes electorales”. ¿Qué?, cuando que el mismo presidente ya tiene el fraude maquinado con el uso abusivo de los programas sociales como balde cachavotos. Jóvenes y viejos todos en el mismo costal si reciben beneficios económicos del gobierno federal. Por eso inventó el fraude de su Banco Bienestar, para acaparar las listas de beneficiarios y sumarlos a su sucia causa en beneficio de su partido.
Las cosas se le pueden descomponer a López Obrador. Una de las “corcholatas” se ha mostrado inquieta, para el caso es Marcelo Ebrard, quien se ha quejado por el favoritismo hacia la mujer del cuarteto; Marcelo no confía en Mario Delgado, en la encuesta propuesta por el dueño de Morena. Pide reglas claras, pero no se confronta con AMLO. El cuarto invitado a la “mesa del señor” se ha calmado, aunque él sabe que no será el elegido, se conforma con el boleto para la Ciudad de México. El secretario de Relaciones Exteriores exige a Mario Delgado, no a López, reglas claras para la definición del candidato del movimiento a la presidencia en 2024. Y López le respondió: “Sí está preocupado… él habla de evitar rupturas, evitar conflictos, y yo creo que tiene razón. Pero eso lo logras cuando hay reglas claras; cuando no hay reglas, hay ausencia de reglas, entonces es la ley de la selva”. Y quien no respeta la ley es precisamente el presidente, él impone la “ley de la selva”.
Vaya problema político-electoral que ha generado el mentiroso presidente López Obrador.
Las autoridades electorales tendrán un fuerte problema legal cuando inicien los plazos establecidos en la legislación vigente. AMLO seguirá en campaña desde la Presidencia de la República, fungirá como coordinador de aquella o aquel que elija como el candidato que le garantice inmunidad y continuidad en sus tropelías.
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May 23
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