AMLO sigue dominando la agenda nacional y arrebata a Sheinbaum, presidenta “constitucionalmente electa”, la mediatización, quien solo sigue el juego al ganador; intenta mimetizarse sin poder lograrlo, así que emula gestos y palabras para afianzar su futura posición de presidenta de la nación.
AMLO no ha dejado ser a Claudia Sheinbaum Pardo, la sigue considerando como subordinada y la pasea cual lazarillo.
AMLO si bien entregó el supuesto “bastón de mando”, sigue afianzado al ejercicio del poder político y presidencial. Le ha impuesto –cuando menos– la mitad de quienes ocuparán la titularidad de las secretarías de Estado.
AMLO también le arrebata a Sheinbaum la posibilidad de manejar el partido que la encumbró al poder. El presidente impuso a su secretaria de Gobernación como la próxima dirigente de Morena y a su hijo Andy –el predilecto– a cargo de la secretaría general o de organización. De tal suerte que le amarra las manos para que sea el mismo López Obrador, quien continúe manipulando los hilos del poder y designe a los candidatos en la siguiente contienda electoral.
Sheinbaum, materialmente cooptada para el ejercicio de su presidencia. Vamos, incluso le dejará la misma recámara en donde duerme actualmente AMLO. La señora también soñará en el Palacio virreinal bajo las mismas sábanas. Dormirá con el fantasma de López Obrador Obrador en la misma cama.
Estamos frente a un nuevo Maximato, aunque no lo quieran reconocer.
AMLO deja enorme deuda interna y externa. Las arcas vacías. Por eso hereda a Sheinbaum al mismo secretario de Hacienda. Además, deja las costosísimas e inservibles obras del sexenio; un tren que no funciona y consume toneladas de dinero, con una selva devastada, una refinería que no refina y que triplicó su costo, un aeropuerto que no levanta, una línea férrea del transístmico que no ha sido concluida, un tren interurbano en la Cdmx inconcluso, una aerolínea de Estado que no es competitiva y trabaja con pérdidas, un parque hundido en lo que fueran los cimientos del aeropuerto de Texcoco, etcétera.
AMLO deja el país en llamas. Con una tercera parte, tal vez más, del territorio en manos de la delincuencia organizada. Casi 200 mil asesinados. El estado de Sinaloa incontrolable, las fuerzas armadas solo atinan a expresar que la violencia cesará una vez que los carteles dejen de pelar, mientras tanto llueven los muertos. Chiapas por igual. Una Guardia Nacional con más de 120 mil elementos que no sirvieron para contener la violencia, a fin de cuentas, miembros del Ejército mexicano que carecen de preparación policial. Las Fuerzas Armadas Permanentes dedicadas a la administración pública, fuera de su ámbito de competencia; Sheinbaum adelantó que continuarán administrando miles de millones de pesos. Seguramente para mantenerlos contentos y ocupados. Seguridad pública hecha un desastre.
Con la llegada de Omar García a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, se espera que las cosas puedan recomponerse, dado que la “mucama” de Rosa Icela Rodríguez, nunca tuvo idea de qué hacía al frente de dicha secretaría. Rosa fue ayudanta del secretario de la Defensa Nacional, responsable de controlar a la Guardia Nacional. Un desastre bien organizado por el presidente para evitar que combatieran al crimen organizado. Se espera que el policía de carrera corrija el rumbo. Uno de los pocos secretarios de Claudia.
El gobierno de AMLO redujo significativamente los apoyos presupuestales a los gobiernos de los estados en materia de seguridad pública, otro factor que alentó al crimen organizado y desorganizado. El plan que urdió López Obrador, le dio resultado, el crimen creció y salió de control de amanera intencional. Por eso les preocupan las detenciones del “Mayo” Zambada y el “Chapito”. Bien saben quiénes están coludidos con el crimen organizado, no solo con el huachicol que creció en este sexenio que se niega a morir.
AMLO destruyó el sistema de salud en México. Lo prometido, no solo no lo cumplió, concluyó derruyéndolo. Terminó con el desabasto de medicamentos y al final del mandato, Birmex anunció que dejará de comprar medicamentos. Otro desastre bien organizado. No deja ni ruinas en este sector.
El PIB, el más bajo de los últimos sexenios. Decreció bárbaramente, no llegó al 1%. Gastó más de lo que ingresó por concepto de impuestos, derechos, productos, aprovechamientos y más. De lo más irresponsable. El expresidente José López Portillo, debe estar feliz en su tumba, carcajeándose de los mexicanos; AMLO resultó más mentiroso; este no “defendió el peso como perro”, terminó haciéndolo pedazos.
AMLO deja tras de sí, más de 50 mil desaparecidas y desaparecidos. Herencia maldita que jubilosa acepta Sheinbaum. Seguramente también dirá que ella “tiene otros datos” y volverá a desaparecer a los desaparecidos.
Eso sí, la señora Sheinbaum, ofrece gratuidad en todos los niveles de la educación. Un rasgo que distingue al populismo. Seguramente será otro sexenio de mentiras. Simplemente el gobierno no tiene los recursos económicos, materiales, docentes ni de infraestructura para cumplir la falsa promesa ¿Más populismo?
La cauda de problemas que deja AMLO a su heredera, es interminable y de magnitud monstruosa; no se ve por dónde pueda la presidenta hacer frente a ellos de manera eficaz. Será otro gobierno de falacias.
Las y los mexicanos –aún peor, podremos esperar más actos negativos–, con aquello de las mayorías irreflexivas, abusivas, tramposas y soeces en ambas cámaras legislativas, todo es posible; las batallas legales se incrementarán. Por lo pronto, la principal confrontación legal apenas inicia: la defensa del Poder Judicial.
18
Sep 24
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