[Tras la Verdad] Mediocridad morenista en proporción a su falta de educación

A falta de educación académica en la gran mayoría de los legisladores morenistas y aliados, no les importa destruir las instituciones como el Seguro Popular, los fideicomisos o el Conacyt, entre muchos otros. Es más, no saben la importancia de las mismas, desconocen su funcionamiento, solo saben que, al destruirlas habrá más dinero para su guía, quien ofrece “darle buen uso a los recursos públicos” que se embolsa.

Morenistas son el vivo ejemplo de la incultura, faltos de educación y escases de bienes materiales que formen su patrimonio (insisto: la mayoría). Les da lo mismo acabar con aquello que costó años construir, no saben del esfuerzo que se requiere para levantar a un país, crear la fortaleza de sus instituciones, ser un México autosuficiente y competitivo. Nada de eso les pasa por la mente. Luego se suman al odio y división creado, engendrado, atizado por el mismo presidente López Obrador.

Dos ejemplos de ello saltan a la vista. Una diputada federal morenista presume que su actividad: la prostitución. Utiliza las instalaciones de San Lázaro para su ejercicio, incluso hace videos. La diputada, trans, como argumento para justificar su actividad laboral, es que otros se dedican a sus empresas; luego ella, ¿por qué no practicar la actividad laboral a la que se dedica? Es libre, dijo la dama trans. Al término de su periodo regresará a esa actividad ¿Sabrá algo de esfuerzos para alcanzar el éxito esa mujer? Seguro estoy que no, por el contrario, entre más daño cause más satisfacción a su quehacer legislativo: levantar el dedo.

Vamos al Senado. Una senadora morenista, para legislar, sacaba su “churro” de mariguana. Otra persona incapaz de razonar sobre el bien o el mal de sus acciones. AMLO la quiso promover y hacerla embajadora. ¡Vergüenza mundial! El país receptor, Panamá, no la aceptó en su territorio, precisamente por el pésimo prestigio de la legisladora morenista. Más vergüenza les dio a los panameños que a López Obrador.

Bien. Ahora que culminaron el periodo ordinario de sesiones ambas Cámaras legislativas, volvieron a lo acostumbrado, aprobaron, sin los trámites de rigor, múltiples iniciativas enviadas por el presidente López. El desaguisado o la masacre legislativa se hizo presente. No supieron lo que aprobaron. Si acaso les comentaron sobre las reformas, solo atinan a destruir, con lo cual quedan satisfechas y satisfechos de su hazaña. Basta observar y escuchar un poco de las sesiones en ambas Cámaras. Fueron más los “gritos y sombrerazos que los argumentos”. Verdaderamente lastimoso el actuar del gobierno y sus compinches legisladores. El senador y coordinador Ricardo Monreal, de la bancada morenista, volvió a defraudar, prometió que no haría la mismos que sus homólogos y terminó replicando; los iletrados no fueron capaces de elegir a un solo miembro del Inai, para ellos es mejor que haya opacidad y no transparencia; aunque AMLO diga que no sirve, claro, no le conviene que la ciudadanía le exija, por medio del Inai, que informe de todas las sucias acciones de su gobierno.

El entrometido y cuasi legislador. Las trapacerías legislativas tienen que ser avaladas por el Secretario de Gobernación, Adán López, quien, ni tardo ni perezoso, sale a declarar que todo el trámite legislativo estuvo bien. ¿Qué autoridad legal tiene Adán Augusto López? Ninguna. Han perdido la vergüenza y la dignidad, el cinismo es su defensa.

AMLO y sus legisladores y legisladoras volvieron a violentar la Constitución. El petista Fernández Noroña, se burla de las derrotas de la oposición, festeja la destrucción y el fortalecimiento, una vez más, del Ejército Mexicano y la Marina, a quienes los involucran en actividades desnaturalizadas para los elementos del ejército. Más dinero, más atribuciones para el general secretario y el almirante de la Marina.

En poco tiempo AMLO cumplirá su idea de desaparecer al Ejército y crear una super secretaría que se dedique a todo, para después desaparecer secretarías como la de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. Así es, el presidente López, en tiempos de campaña, en alguna ocasión sugirió desaparecer al Ejército, ya que no era necesario. Luego entonces, es necesario que las Fuerzas Armadas depongan las armas, más bien se dedican a los negocios que a combatir al crimen organizado. Por cierto, en ninguna de las dos ramas de la administración pública federal han resultado eficaces y eficientes. Salvo cuando activan el Plan DN-III-E, en auxilio a la población civil en casos de desastres, ahí sí apoyan a los damnificados los elementos del ejército; la tropa, los generales no trabajan operativamente en ello. ¿Será esa la razón por la cual AMLO los está llenando de funciones no propias de las Fuerzas Armadas?

El colmo, a iniciativa presidencial los legisladores morenistas también involucran al ejército y marina en la Junta de Gobierno del desaparecido Conacyt, llamado en la nueva ley Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). ¿Humanidades? Eso no es ciencia ni tecnología. Si bien existe el Conacyt-Sedena y recibe recursos económicos desde Enrique Peña Nieto, hoy, con AMLO, sigue manejándose aparte, por cuerda separada. Una cosa son los civiles, otra los militares. Ellos en su materia de ciberseguridad del ejército y la marina, así como nuevas tecnologías en armamento. Ahora se les involucrará con todos los miembros civiles de la Junta de Gobierno, por lo que podrán participar hasta en áreas de humanidades; la nueva rama de la 4T, así como en cualquier tema de ciencia y tecnología civil. Claro, los civiles no podrán participar en el aspecto militar. Ahí las incongruencias de los incultos e iletrados morenistas, que son en su mayoría. Por eso la aprobación “fast track”; las y los morenistas ni aun leyendo entenderían lo que aprobaron.

A esas y esos legisladores poco les importa destruir las instituciones. En unos meses más la mayoría dejará la función legislativa, regresarán al desempleo. Por lo pronto cobran un salario y prerrogativas como nunca en su vida imaginaron percibir por no saber el quehacer legislativo; no son producto del esfuerzo, así que hacen todo aquello que les dicen desde la Presidencia.

No cabe duda que todo es inversamente proporcional a la limitación de sus capacidades intelectuales de los morenistas y aliados. Enorme daño causan a la Nación en comparación a nula preparación, en contraste a su enorme mediocridad.







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