Sorpresiva la detención de Rafael Caro Quintero, después de haber sido liberado en el año 2013 y permanecer durante 23 años en prisión.
Caro Quintero nunca dejó de estar ligado personalmente con el tráfico y trasiego de las drogas, perdió fuerza después de tantos años de estar en prisión. Esta vez fue detenido en el estado de Chihuahua por los mismos elementos de La Marina, quienes desde que se emitió la orden de aprehensión no habían podido detenerlo; la primera vez lo detuvieron en Costa Rica.
Las autoridades norteamericanas reclamaban la detención de Caro Quintero, al igual que también continúa vigente la aprehensión en contra de los hijos del “Chapo Guzmán”. Quienes siguen las peripecias de los cárteles de la droga, afirman que Rafael Caro, habiéndose reorganizado y fortalecido incrementó su presencia en el “mercado” de las drogas, regresando a su terruño.
Caro Quintero, oriundo de la tierra en la que manda la familia de “El Chapo Guzmán”, lugar visitado hasta en 5 ocasiones por el presidente de la República, no podía seguir siendo competencia ni rival de los “Chapitos”. Incluso AMLO pensó en pedir la repatriación de Joaquín Guzmán Loera. Así es la amistad con los Guzmán.
Dos casos idénticos bajo tratamiento diferente por el gobierno de Andrés López Obrador.
Orden de aprehensión en contra de Ovidio Guzmán y Rafel Caro Quintero, ambos reclamados por las autoridades norteamericanas. El primero de ellos, detenido por las Fuerzas Armadas y liberado por orden del mismo presidente de la República; el segundo, detenido y encarcelado de inmediato en espera de la orden de extradición. ¿Por qué la diferencia en el trato de ambos criminales?
Por ambos delincuentes se ofreció recompensa por parte de las autoridades de los EU. Seguramente no habrá dinero para los marinos que detuvieron a Caro Quintero, actuaron en el cumplimiento de su deber.
El pretexto de AMLO para dejar en libertad a Ovidio Guzmán nunca fue una justificación legal, más bien el presidente cometió un delito al ordenar liberar a un “presunto delincuente”, cuando pesaba sobre este orden de aprehensión.
El mismo presidente López Obrador saluda de mano a la abuela de Ovidio y acude a la sierra de Sinaloa a “supervisar” las obras que realiza su gobierno en el municipio que gobiernan los Guzmán. De paso consume alimentos a pie tierra con los aliados de “El Chapo Guzmán”.
Resulta obvio que el gobierno de la 4T favoreció al cartel de “El Chapo Guzmán”, eliminó a la competencia, en tanto que también cumplirá con la solicitud de extradición promovida por los EU. La detención de Caro Quintero fortalece el territorio del “triángulo dorado” en manos de los “Chapitos”.
¿Para quién trabaja el presidente López Obrador? Es pregunta.
Con la aprehensión de Caro Quintero se hace el recuento desde tiempos del asesinato y tortura de “Quique Camarena”, agente de la DEA de los EU, acaecido en el año de 1985. A Quintero se le imputa la muerte del agente de la DEA. Las historias de aquel evento vuelven a correr.
¿Quién se acuerda de lo reciente, de lo actual? Sí, del cártel de Sinaloa que controlan los “Chapitos” y de la ilegal libertad que concedió el presidente de la República. Todo en manos de las mismas autoridades mexicanas. Sin duda que el tratamiento de ambos asuntos marca la gran diferencia.
No falta quien relacione la reciente visita de López con Biden y la consecuencia fue la detención de Caro Quintero. El obsequio. Por supuesto que los elementos de las Fuerzas Armadas tienen los instrumentos humanos y tecnológicos a su alcance para conocer cómo trabajan los cárteles en México, pero no actúan de manera similar en todos los casos. El territorio mexicano está dividido por los cárteles, ellos los saben y son permisivos, tolerantes y copartícipes.
De ahí que la detención de Caro Quintero no debe ser ninguna sorpresa. No se hablaba de la fuerza ni de los delitos que cometía su organización criminal; muchos lo consideraban eliminado del negocio. Luego, ¿por qué molestarse en detenerlo y en la sierra de Chihuahua? ¿Se equilibran los espacios territoriales en el control de los cárteles de la droga diversificados en la comisión de otros delitos?
Lo cierto e inequívoco, el presidente Andrés López Obrador, por sus actos y decisiones, favorece al cártel de los “Chapitos”. De paso, hace el intercambio de Ovidio Guzmán por Caro Quintero, a quien desde 1985 las autoridades norteamericanas lo seguían y esperaban su captura. No cabe duda de que se trata de una jugada criminal y política.
Demasiado espectáculo la detención de un hombre viejo que dejó de tener importancia en el medio de los cárteles. Seguramente quien salió ganando con la detención de Rafael Caro Quintero es el cártel de “El Chapo Guzmán” (bajo el mando de sus hijos), delincuente sentenciado y detenido en los EU, a quien el mismo López Obrador trata cortésmente al no referirse a este por su “alias”; dijo en una mañanera que es falta de respeto decirle “Chapo”; lo mismo hace con la familia del sentenciado, a grado tal que dejó en libertad a uno de los hijos, Ovidio Guzmán, presunto delincuente que sigue siendo reclamado por las autoridades norteamericanas.
Quien parecía olvidado es detenido, pasó más de 20 años en la cárcel. En tanto que a quien dirige uno de los cárteles mas fuertes, se le deja en libertad. ¿Algo qué festejar por la detención de Caro Quintero? ¿Por qué no exigir responsabilidad al presidente de la República por haber dado la orden de liberar a un presunto delincuente?
Así funciona la seguridad pública federal y la procuración de justicia en México, ambas funciones en manos de AMLO.
16
Jul 22
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