Si usted es de los que llama a su mascota “perrijo” y le equipara con un ser humano, está bien, lo respeto; pero si en algo aprecia su salud mental y hepática, le sugiero cariñosamente suspender la lectura en este preciso momento y saltar al siguiente párrafo, a fin de preservarle como lector y no agredir sus intrincados sentimientos.

Bueno, en vista de que mi advertencia fue ignorada, asumo que le interesa y está dispuesto a leer mis argumentos respecto a lo que, en mi nada humilde opinión, es un dislate jurídico que puede llegar a tener graves consecuencias sociales en nuestro estado.

Me refiero a la exageradamente publicitada pena que fue impuesta al pobre güey que tuvo la genial idea de envenenar a dos perritos rescatistas, la cual no solo es grotesca y demencial, sino también sumamente asimétrica, pues partiendo de la premisa de que el bien superior a tutelar por la ley e instituciones del estado es y siempre ha sido “la vida humana”, no puede haber una sanción más severa para aquel que mata a un perro que para el que manda al otro mundo a un cristiano.

Pero esto parece importar poco o nada a la fiscalía y al Poder Judicial del Estado, que muestran estar muy interesados en contribuir al grotesco espectáculo post moderno de linchamiento público montado por los corrompidos por el velo de la corrección política y el activismo disperso fruto de la economía de la atención.

Y antes de que desde sus vísceras me haga acreedor de sinceros recordatorios maternos y los más diversos y creativos adjetivos para exhibir mi presunta falta de empatía e inhumanidad, luego de no aplaudir como foca el “hombre de paja” construido por la autoridad a razón del “clamor popular”, déjeme explicarle.

En nuestro estado los hechos en comento exhiben la desproporcionalidad de las penas y sanciones que emanan de los órganos jurisdiccionales, pues mientras el que comete el delito de homicidio doloso puede obtener, mediante el denominado “procedimiento abreviado”, una pena no mayor a 4 años 8 meses de prisión, sumada a una reparación del daño a razón de 450 mil pesos poco más o menos, el que mató a dos perritos fue sentenciado a 10 años de prisión y 2.3 millones de pesos por reparación del daño, sin posibilidad de beneficio alguno.

Por otro lado, es por demás temerario el manejo que se ha dado últimamente a la comunicación respecto a los procesos judiciales, pues se transmite al vulgo una equivocada percepción de definitividad en una sentencia de primera instancia que puede ser revocada o modificada por tribunales de alzada, ya que se avizora que, evidentemente, prevalecerá el derecho de la persona humana sobre el de la bestia, por lo que lo más probable y en obediencia de las garantías individuales, es que todo quede reducido a una reparación del daño en razón del avalúo del bien mueble y ya.

Así que todo lo “expresado” por la autoridad podrá y será usado en su contra por los “promotores de todas las causas” que, investidos del halo de pureza que otorga el carácter de ciudadano y la divina ignorancia que conlleva, alegarán corrupción sistémica porque la mataperros no echará cana 10 años ni pagará 5 veces más que lo que pagaría un homicida. Ya lo verá.

“El que alimenta pirañas, siempre sale mordido”.

Lección de un mesero

Quitando que el senador Gilberto Herrera Ruiz sacó o intentó sacar raja política de lo ocurrido con Cuauhtémoc Galindo, debemos de observar el trasfondo de su declaración, en el aspecto de que fue presionado por la fiscalía para acudir al procedimiento abreviado, el cual implica la aceptación de todos los cargos que se le imputan, lo que, de ser cierto, pondría en duda la probidad y honradez de las instituciones encargadas de la impartición de justicia en el estado, mismas que, de no estar sostenidas por la transparencia y generosidad del titular del Ejecutivo, hoy estarían viviendo –si no es que ya lo están– la peor crisis de credibilidad en las últimas 2 décadas.

Y no, la crisis no es externa, pues menos de 3 por ciento de la población del estado entiende del tema. El problema es interno, y cada día que pasa se profundiza más el declive del poder de quien decía ser el “maestro del todo”, pues los que antes le temían, le van perdiendo el respeto y ponen en duda su capacidad bajo la premisa de: ¿Qué es un general desnudo?

“Cinco perros flacos matan a un león”. ¡Sépanlo!

Kike ya está en “otra dinámica”

A quien ya poco o nada le importan la percepción ciudadana, las opiniones editoriales y las mediciones de aprobación es al cowboy marquesino, Enrique Vega Carriles, pues sabe que no tiene proyecto político personal a corto plazo ni ha construido un sucesor a modo, por lo que le resulta más cómodo y fácil negociar desde ya una tersa y “amistosa” transición con Morena, que proyecta en los números para hacerse de aquel municipio en lugar de reconstruir la imagen de Acción Nacional que se ha encargado de flagelar.

“Los números son fríos y la política un iceberg”.

¿Qué se ganó en Morena?

Si usted cree que ganar la presidencia estatal de Morena representa algo más que la administración de prerrogativas, déjeme decirle que se equivoca, pues las candidaturas para 2024 se definirán, como ya es costumbre, por encuesta del Comité Ejecutivo Nacional; obvio, con el palomeo del candidato presidencial. Así que al “equipo ganador” solo le queda administrar los 2 millones de pesos más menos que reciben mensualmente del IEEQ, esto, claro, si el “doctor en buscarle chichis a las culebras”, Ángel Balderas, lo permite. Ahora sí se verá si su antagonismo era por austero o por mero vicio.

En fin, a los nuevos integrantes de ese comité solo les queda disfrutar mientras dure el “comer con manteca” y no dar lata, para que los tomen en cuenta en las candidaturas plurinominales.

Somos nada.

Lenguas viperinas

Cuentan que cierto magistrado cuya posición se debe a los acuerdos del “Calzadato”, presumió en todos los grupitos de WhatsApp de los que es miembro ser el autor intelectual de la sentencia de la mataperros.

A ver si cuando se la tumbe el Poder Judicial de la Federación por inconstitucionalidad, también lo comunica con la misma alegría.

“La victoria, aunque efímera, tiene muchos padres; la derrota siempre es huérfana”.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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