Seguramente usted ya lo sabe porque fue la noticia de la semana, pero no quise dejar de escribir sobre el tema. Verá.

Resulta que a pesar de que todas y cada una de las mediciones conocidas en el estado daban al presidente municipal capitalino, Luis Bernardo Nava Guerrero, como favorito en las preferencias de Acción Nacional rumbo al Senado de la República, el edil anunció que terminará su periodo constitucional al frente del municipio de Querétaro y no buscará ni ningún cargo de elección popular en el periodo 2024.

Sin duda su decisión vino a romper quinielas e ilusiones; pero sobre todo, vino a romper con la maldita costumbre de los alcaldes capitalinos de que, al menos en las últimas dos décadas, ninguno ha terminado su mandato por cuestiones electorales. Aclaro, no tengo nada contra nadie ni critico el legítimo derecho de buscar la continuidad política, pero creo válido y sumamente necesario reconocer la visión de Estado, generosidad y compromiso de Nava de que a pesar de vivir por más de dos años continuos la vorágine de las encuestas, no sucumbió al “canto de las sirenas” y se mantuvo siempre sobrio en su encargo.

Sé que a estas alturas del texto y con el leve añejamiento del tema luego de haber leído o escuchado el comentario de algún “vendedor de aceite de culebra” mal intencionado, puede estar diciendo: “Si serás bruto, lo bajó el gobernador”. Pero no se confunda ni se deje llevar por pulsiones ajenas, porque la cosa es muy sencilla: ¡nadie puede bajarte de donde nunca te subiste!, pues a diferencia de otros que se autodestaparon, Nava –fiel a su estilo siempre mesurado y contenido– dejó correr el tema sin exteriorizar nunca nada.

Lo que sí, Acción Nacional deberá considerar tener a Nava en campaña, no como candidato, claro está; pero no tenerlo como referente de resultados y buen gobierno sería un error titánico, más aun luego de lo que parece una decisión tomada respecto a la posible sucesión municipal, que pinta estar construida a través de un “hombre de paja”, pero eso lo explicaré –de ser necesario– en otra columna.

Nava es un baluarte del PAN que no merece ni debe irse al basurero de la historia, por lo que seguramente lo veremos después de su mandato en una posición importante. Por lo pronto lo único que queda es reconocer la valentía de enfrentar lo que pinta para ser el proceso electoral más difícil de la historia queretana desde la trinchera del servicio público.

“Fray Prudencio nunca llegó a guardián en ningún convento, pero Fray Osar, menos llegó a abad.”

Sorpresas te da la vida

Le juro que de todos los nombres que se barajaron luego de la “traviesa filtración” de los posibles candidatos de Acción Nacional a los diferentes cargos públicos, lo que más me sorprendió y sigo sin entender es el sorpresivo movimiento de la secretaria de Gobierno, Lupita Murguía, de la virtual candidatura de la capital a la reelección en el Senado de la República, pues a menos de que se tratase de una decisión personalísima, no existen elementos político-electorales que permitan dilucidar claramente el porqué de tan tosco movimiento. Pues si es por números, Lupita es la panista mejor ranqueada; y no me refiero a encuestas comerciales, hablo de las que se usan para tomar decisiones serias.

Ahora que si hablamos de pragmatismo político y partidista, poner a una mujer en la capital queretana otorgaría total holgura en otros municipios para acomodar candidatos hombres de acuerdo a los nuevos criterios del Instituto Electoral del Estado de Querétaro (que por cierto, puede aguar la fiesta).

Llámeme romántico, pero aún queda un largo mes para que los encargados de las designaciones cambien de opinión.

“Candidaturas vemos, componendas no entendemos, y suplencias no sabemos”.

Designaciones

Como ha venido ocurriendo desde hace casi tres lustros, la primera fuerza política en el estado definirá el mes que entra a sus candidatos a los diferentes cargos de elección popular a través del democrático método designación.

Los entiendo, con eso evitan la monserga que representa organizar dieciocho asambleas municipales, quince distritales y seis federales, además de que así se evitan las negociaciones directas entre candidatos en segundas o terceras vueltas que tanto atentan contra la democracia interna. Eso sin contar con que también se prescinde de la chabacana opinión de la militancia, que puede equivocarse al decidir.

Ya en serio, si usted es muy joven o panista de generación espontánea quizá no lo sepa, pero allá en los inicios del siglo, antes del “Calderonato”, los panistas tenían derecho a votar y ser votados por medio de asambleas a las que se accedía teniendo derechos a salvo a través del cumplimiento de sendas obligaciones partidistas. Pero eran otros tiempos y hoy solo queda esperar que el grupo encargado de definir las candidaturas escoja a los mejores perfiles para representarlos.

“¡Ah, qué tiempos, señor don Simón”.

Dos o tres cafés

Dos o tres cafés, son los que faltan para que un reconocido panista en el estado cuyo nombre no voy a decir, pero es mi tocayo, decida aceptarle a Morena la candidatura a la presidencia municipal capitalina; y salvo que el PAN le haga una mejor oferta antes de la foto tradicional con Claudia Sheinbaum como señal de bienvenida a la tribu, podríamos decir que prácticamente es acto consumado, pues tengo dudas razonables de que Acción Nacional lo designe a una mejor posición que la que le pusieron en la mesa los morenos.

“Si se cambia de religión para acceder al cielo, cuanto y más de partido para acceder al poder”.

Lenguas viperinas

Cuentan que Eduardo Verástegui juntó más firmas en un fin de semana en Querétaro, que todo el frente amplio para Xóchitl. ¿Será?

“Son señales y son de alerta”.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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