Caló hondo en el “Círculo Rojo” lo dicho por el presidente municipal, Luis Nava, respecto del nombramiento del próximo secretario de Seguridad Ciudadana en la capital, al no asegurar la continuidad del actual titular, además de hacer especial énfasis en la reunión que sostuvo con el general Luis Rodríguez Bucio en la sede de la Guardia Nacional.

Todo indica que, como platicaba en columnas anteriores, los nombramientos de los titulares de seguridad en las zonas metropolitanas del estado serán concertados y palomeados desde la Comisión Nacional de Seguridad, lo cual es visto con buenos ojos por propios y extraños, pues aunque algunos romantizan la permanencia del “grupo” que detenta la seguridad en la entidad con historias de hace más de 20 años, lo cierto es que no se perciben necesarios para la capital y menos en el estado.

Es más, ¿en política quién es necesario? Por el contrario, al interior del PAN se lee con beneplácito la posibilidad de cambios, pues dicen los que saben, que ya están enquistadas las instituciones y los tumores no son precisamente benignos. Faltan 24 días.

Relatos de fin de sexenio

Todos los finales de mandato surgen en el estado múltiples “cuentos” respecto a la sucesión, pero de todos los que me ha tocado escuchar, lo que leerá a continuación, además de irrisorio, resonó en mi cabeza como muestra inequívoca de debilidad, de pérdida de poder, de decadencia y urgencia pueril por llamar la atención. Le cuento:

Ahora resulta que el señor presidente Andrés Manuel López Obrador le pidió, en la única reunión oficial que ha tenido con el gobernador electo, Mauricio Kuri González, que conservara a las personas que están al frente de las instituciones de seguridad en el estado, para que no se “guanajuatice”.

Perdóneme que no pueda aguantar la risa, pero en serio, ¿usted cree que el presidente traiga en su agenda los nombres de estos ilustres queretanos? ¡Claro que no! Y si es que los trae, no es para bien.

Además, suponiendo, suscribo suponiendo, que se acordara algo sobre políticas de seguridad, le aseguro que sería la coordinación de mandos o la combinación de los mismos, lo cual ni al gobernador electo le afecta ni al presidente le molesta, pues el primero daría una muestra más de madurez y concertación política, además de garantizar mayores beneficios en la materia; y al segundo le viene bien porque abona a centralizar la seguridad en un estado clave para el desarrollo del país.

Así que si a usted le llega este mito, tómelo con calma; use su lógica, respire profundo y asúmalo como “el vuelo de Ícaro”; aunque en este caso, difícilmente veremos un territorio que lleve su nombre. Bueno, por las dudas, ya hay una sala en el Centro de Justicia Penal que servirá para la posteridad.

Por cierto, en la estrategia Kuri, el nombramiento del secretario de Seguridad va hasta el final; no vaya a ser que se lo “grillen” antes de tiempo, ya ve usted cómo son los estrategas del madreo.

Que siempre no va

Aunque la bajada de Francisco Domínguez Servién de la contienda a la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN pudiera leerse como un símbolo de debilidad, lo cierto es que Pancho no fue porque no hay “piso parejo”.

Al ser una elección entre consejeros, difícilmente tendría oportunidad de ser siquiera competitivo; y lo mismo es para cualquiera que quiera contender contra Marko Cortés, pues este tiene el 50+1 del consejo para reelegirse.

Además, en el proyecto personal de Domínguez está hacerse con la candidatura de su partido a la Presidencia de la República, por lo que estar fuera de la dirigencia le permite moverse con más libertad, y sobre todo, constituirse como la oposición interna que en estos momentos requiere el partido; por lo que si usted pensaba que no íbamos a saber de Pancho después del primero de octubre, le garantizo que lo veremos en una carrera parejera en contra del también queretano, Ricardo Anaya Cortés, rumbo a 2024; y quizá, con más holgura que este último y seguro con más posibilidad de crecimiento, pues Pancho no ha levantado la mano de manera “oficial” y ya es medido en encuestas nacionales.

Falta mucho, pero en política todo es posible, el límite es su imaginación.

Por cierto, y en cuanto a dirigencias se refiere

La renovación de la presidencia estatal del PAN se dará hasta noviembre, por lo que no hay que adelantar vísperas; además de que estatutariamente nada impide a Agustín Dorantes Lámbarri seguir ejerciendo el encargo partidista. Aunque quizá, en un acto ético, le veamos renunciar a la presidencia del partido, lo que daría paso a un interinato de un mes del secretario general, Martín Arango, quien tendría que llamar a elección.

Y ahí viene lo bueno, pues ya empiezan a surgir nombres, entre los que destacan: Armando Alejandro Rivera Castillejos, que haciendo uso de una frase del extinto maestro Castillo Peraza, dice que “no quiere que le toque, pero si le toca, quiere”; el actual secretario de gobierno municipal, Tonatiuh Cervantes Curiel, quien seguro tendría el apoyo de los “panchistas”; Eduardo Loyola Vera, que no sabemos “qué rey le ampara”, y últimamente, el nombre que más me llamó la atención, el actual síndico capitalino, Miguel Antonio Parrodi Espinoza, a quien sus credenciales avalan, pero difícilmente le veo en la contienda, salvo que el proyecto institucional así lo requiera.

Hasta el momento es lo que hay; falta ver qué dice Roberto Sosa, a quien ya le alcanza solito para poner gallo a la dirigencia.

Lenguas viperinas

Cuentan que entre los acomodos del gabinete capitalino, puede haber “enroques” y veríamos a regidores pedir licencia al cargo para despachar desde una secretaría.

Lo que no nos dicen es si son los electos o en funciones los que se separarán del cargo. Pero como diría don Pasiflorino: ¿Cuál es la prisa?

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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