En política la forma es fondo y no hay coincidencias, sino circunstancias; y eso aplica a la mala decisión de bajar a Guadalupe Murguía Gutiérrez de la candidatura a la presidencia municipal de Querétaro para montar a fuerza, por capricho y para complacer vulgares ambiciones personales, de intereses de grupo, al diputado federal Felipe Fernando Macias, Felifer.
En el pecado lleva la penitencia: sin guardar las formas, filtran y obligan desde las oficinas de 5 de Mayo y Pasteur a la errada decisión de subir a Felifer, obligan a Luis Nava a decir públicamente que no va.
Pésima decisión, si se combina con que la ciudadanía se encuentra inconforme, que hay malestar social, mal humor social –dirían los clásicos– con las obras inconclusas del gobierno.
Morena debe pensar en un candidato con empatía y cercano a la ciudadanía, porque se la están poniendo fácil.
En este sucio proceder, los panistas, el PAN en general en la entidad no existe; los anuncios pisotean los estatutos, la doctrina panista, y por supuesto, a su dirigencia, que no sirve para nada; anuncios que solo demuestran no quién tiene el poder, sino quién o quiénes presionan para ganar candidaturas, que no elecciones.
La decisión y la forma en que lo hicieron tendrá un costo: perder la elección en el municipio de Querétaro ante Morena, para empezar; y más seguro eso, si los morenos van con Arturo Maximiliano García, un ente político que tiene bien trabajada la plaza y que es más que obvio que sumará las voluntades de panistas inconformes, que no lo dirán, pero votaran por él.
El fin de semana quedó definida la contienda hacia la elección 2024. La disputa por la joya de la corona en nuestro estado apunta a ser una carrera parejera entre PAN y Morena, donde este último partido lleva ventaja, ventaja que le dio el PAN con la apresurada y desmesurada decisión de mandar a competir a Felifer.
Un zombi, un muerto viviente, Ricardo Anaya, y sus aliados jugarán con el diputado Felifer Macías, quien le ganó a control remoto, desde Atlanta o Houston, y con el apoyo de Rogelio Vega –el poder tras el trono–, de Ramírez Retolaza, Pancho Domínguez y Marko Cortés la partida a Mauricio Kuri, a Lupita Murguía y su grupo.
Mientras que por el lado de Morena, su carta será Arturo Maximiliano García, un perfil con mucha experiencia política y quien ya buscó esta misma posición en el proceso pasado.
Dicen que Morena viene por Querétaro.
Notario de profesión y político de vocación, el expanista y desde hace unos años morenista tiene mayor capacidad, preparación y experiencia en todos los ámbitos que el tal Felifer.
Felifer ha sido niño gobernador –en la época de Ignacio Loyola Vera–, regidor y ahora diputado federal, puestos en los que pasó de noche; no se le recuerda ni una acción trascedente, más que la frivolidad y los escándalos que han provocado su ambición desmedida por el dinero. Basta recordar el tema de los 500 mil pesos que mandó cobrar a un familiar, cuando era regidor.
Sin capacidad, sin experiencia ni preparación, Felifer solo es un monito puesto por quienes van a controlar, controlan, su candidatura, que de ganar –si es que remotamente gana–, le van a imponer regidores y secretarios, subsecretarios y hasta jefes de departamento. Ellos gobernarán, Felifer solo pondrá la imagen, un “Juanito” de un grupo de que daña no solo al PAN, sino a Querétaro.
Por su parte, Arturo Maximiliano García, el candidato que debería de mandar Morena, porque si se equivocan, los morenos le estarían regresando el regalo al PAN.
El Max –como le dicen sus cercanos– fue diputado local, federal, secretario en el municipio de Querétaro, dirigente panista, etc., tiene trabajado el municipio; hace un año cambio su estrategia de recorrer el estado y se ha dedicado a sostener, casi dos veces por semanas o tres, reuniones con la población, con la gente de colonias populares, fraccionamientos, mercados, con grupos empresariales, comerciantes, sindicatos, etc.
Ha recorrido la legua, y ya sin Lupita enfrente, los votos son suyos; solo falta que Morena no se equivoque y que cuide la operación electoral de los mapaches del PAN, mejor dicho, del grupo que maneja a su antojo al PAN y a los panistas, que como militantes solo se han vuelto plantas de ornato, muebles decorativos, muertos vivientes, testigos mudos de imposiciones que nada tienen que ver con su partido.
La mesa la tiene servida Morena, se la puso el grupo que manipula al PAN; solo falta que los grupos, las tribus de Morena no se equivoquen, algo difícil pero no imposible. Algún día le tendrán que atinar, y es el momento con Arturo Maximiliano.
La suma no falla: la buena campaña y presencia de Maximiliano y los errores del PAN dan como resultado un triunfo de Morena.
09
Oct 23
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