¿Alza del huevo por la inflación o por la voracidad de comerciantes?
El huevo la viene armando en grande desde hace unos 15 días, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) difundió que la inflación se elevó a 7.91% y Banxico aumentó a 11% su tasa de interés, con un sorpresivo incremento de 50 puntos base.
De ser un alimento básico, pasó a ser un elemento de discordia política, más que económica. Una oleada inflacionaria que no cede. La inflación, sin embargo, aunque elevada, está contenida. No así la lengua de los dirigentes partidistas, y de los empresarios y comerciantes organizados.
El precio del huevo aumentó 26% en un año. Y esto pega mucho en la canasta básica, máxime cuando los mexicanos somos los principales consumidores per cápita de huevo en el mundo.
Recuerdo que en décadas pasadas –cuando gobernaba el PRI o el PAN y ahora con Morena– cuando la inflación se destapaba, o cuando la voracidad de los comerciantes, todos, iniciaba con reetiquetar los precios de los productos, principalmente de la tortilla, el huevo, el frijol y frutas y verduras, se argumentaba que era porque “subió el dólar”, “subió el precio de la gasolina”, esos eran los argumentos.
Ahora no ha subió ni el dólar ni el precio de la gasolina, pero los comerciantes sí han aumentado el precio de los productos de la canasta básica. El argumento de los comerciantes: hay inflación, lo que ello signifique para los voraces comerciantes.
El incremento al precio del huevo y del pollo generó una discusión mediática entre el partido en el gobierno y la oposición.
Una discusión sin razón, pero que se aprovechó para lanzarse injurias, acusaciones, en las que sale perdiendo la oposición, que si bien tenían razón, sus argumentos fueron pobres, limitados y sin credibilidad.
Se fueron por la fácil: acusar al gobierno del incremento del precio del huevo y del pollo, sin tocar con una sola palabra, línea o señalamiento a los voraces comerciantes.
Si la oposición hubiera llamado a los comerciantes a tener solidaridad con la población evitando incrementar más allá de lo que correspondía el precio del huevo, a evitar la especulación, que de eso saben bien los comerciantes, otro gallo les hubiera cantado.
Ellos –PAN, PRI y Morena– sabían que la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) dio a conocer que el precio del huevo en México ha aumentado de forma considerable durante las últimas semanas y no solo en territorio nacional, sino también en Estados Unidos.
Conocen que el costo promedio por kilo de huevo es de 35 a 40 pesos, pero en estados como Querétaro, Aguascalientes, Baja California, Michoacán o Puebla ha llegado hasta los 60 pesos. En tanto, en Estados Unidos ha costado hasta 120 pesos el kilo.
Todos, tanto en el gobierno como los empresarios, comerciantes y opositores, sabían que entre las causas principales estaba la gripe aviar en Estados Unidos, la cual ha afectado a productores norteamericanos.
En ese país incluso se registra una escasez de este alimento, pues tuvieron que sacrificarse a 60 millones de aves, por lo que se debe restablecer la producción antes de estabilizarse los precios.
Lo sabían los partidos que se enfrascaron en una discusión mediática, que no nos condujo a nada, en donde se mostró el limitado pensamiento tanto de los dirigentes, estatales y nacionales, del PRI, PAN y Morena, principalmente.
Que con tal de “ganar” simpatía electoral graznaron cada tontería respecto al huevo y el pollo, sin miedo a perder lo poco o nada que tienen de vergüenza, tratando de engañar y emboletar en su trifulca a los ciudadanos, los que realmente sufren las de Caín con el tema de los precios.
Tampoco el gobierno federal se ve bien respecto al tema, ya que de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), si el kilo de huevo se vende a más de 50 pesos, lo mejor es no comprarlo y buscar otro lugar donde esté más económico.
Una salida fácil del gobierno, muy chabacana, porque sabemos que el producto de primera necesidad es eso, de primera necesidad, y ni modo que la gente no coma, porque ellos, los funcionarios, los dirigentes de cámaras, de partidos, sí comen y con mantequilla, y la mayoría gracias a que viven, ahora sí como decían antes: del gobierno.
Pero los verdaderos ganones, siempre es así, son los comerciantes que aprovecharon el momento para como siempre fomentar la especulación, y claro que les deja muy buenos dividendos el reetiquetar los precios de la canasta básica.
21
Feb 23
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