Revive el sitio de Querétaro, sin cañonazos, pero con choques y accidentes.
Querétaro está sitiado, no tiene salida ni alternativas viales. Ayer fue lunes negro para toda la ciudadanía: accidentes y caos vial paralizaron por horas la ciudad.
En este contexto es difícil entender por qué se insiste en que se “normalice” la caótica situación vial que vive la zona metropolitana.
Querétaro, la zona metropolitana que comprende el municipio de Querétaro, Corregidora, El Marqués, principalmente, cuenta con un parque vehicular cercano al millón de automotores, entre públicos y privados, con motocicletas y bicicletas, que diariamente tienen que circular.
Y no tiene salidas, no hay vías “alternas”, porque todos los caminos llevan a Bernardo Quintana, 5 de Febrero y Fray Junípero.
El desorden y caótico tráfico ha creado una crisis de salud pública –social y mental–, además de costar a los ciudadanos grandes pérdidas económicas y de productividad.
El tráfico se ha convertido en uno de los mayores problemas a resolver por la presente administración, y mejorar la circulación, y con ello la movilidad, es uno de los principales retos del momento, no para dentro de un año.
No sé qué sea más cínico, el discurso que permea en casi todos los medios para hacer de lo caótico algo “normal”, el discurso que dice: es lo que hay, no se queje; relájese, así va a ser un año; salga con tiempo, planee su salida, etc.
O el no pasa nada en Querétaro.
Un discurso desfasado de la realidad, un mensaje fallido, falto de argumento, o argumentos muy chabacanos, elaborados con frases sin sentido.
No, los ciudadanos estamos conscientes que toda obra, sea vial o de cualquier tipo, causa cierta molestia, y estamos conscientes de que esa molestia es pasajera –en este caso más de un año– y el dizque beneficio es mayor; por lo menos eso esperamos.
Pero no es normal lo que está pasando en Querétaro, no es normal que diariamente los ciudadanos sufran las de Caín, a pesar de saber lo complicado de la situación para circular.
No pretendan normalizar la falta de planeación de las obras públicas, todas: las de 5 de Febrero, las del puente de BBQ; todas abonan, la del puente Santa Bárbara, las obras en Álamos, las obras… todas.
Se ejecutan sin ton ni son, sin una clara planeación; y eso sí, todo se justifica con dos vertientes discursivas: es por el bien del estado, y el “asumo” la “responsabilidad” hasta de las mentadas de madre.
Pero no, no es con la simulación de aparentar que dan la cara para ser “responsables” de esas “decisiones” de “estado”; no es así. Más que palabras y dar “la cara”, se requiere capacidad, conocimiento, aplicación y menos apego al negocio de la obra pública. Eso es lo que se necesita urgentemente.
No se legitima la mala planeación invitando a “líderes sociales” a recorrer las obras, y menos sin son “líderes” que no representan a la sociedad; por ejemplo, el Colegio de Ingenieros, que por lo mucho tiene 400 agremiados de un padrón de unos 10 o 15 mil profesionistas del ramo, y de esos 400, solo 180 o 200, por lo mucho, tiene derecho a votar en sus asambleas. ¿Qué representan socialmente?
O del Colegio de Arquitectos, o de las cámaras empresariales como la CMIC, que también no pasa de 400 agremiados, o de donde usted guste.
Ellos solo dan legitimidad al caos y la mala planeación, siendo en cierta parte juez y parte, y con ello corresponsables.
No somos los ciudadanos los responsables del caos vial, no es acusando al ciudadano por su “falta de cultura vial”, no; la responsabilidad es mayor en las autoridades que están pasmadas ante sus ocurrencias y ni siquiera un operativo vial de tránsito aplican para por lo menos tener orden en el caos.
No hay operativos viales, y no solo es por la obra pública el caos vial; este tiene añejos antecedentes, por ejemplo: los congestionamientos viales provocados por las instituciones educativas, principalmente privadas, durante los horarios de entrada y salida de los alumnos.
Hay escuelas que cierran toda una calle o que se adueñan de un carril de la circulación, y no hay poder humano que los meta en orden, ni la USEBEQ ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana, nadie puede con este abuso.
Dicha situación ha perjudicado la movilidad de los habitantes que transitan por estas zonas.
Otro ejemplo, que es algo cotidiano: la muerte tiene permiso en el Fray Junípero, la muerte como negocio inmobiliario, la muerte de muchos queretanos que pagan el desarrollo del Fray Junípero. ¿Cuántas vidas más va a costar la construcción de ese libramiento vial?
Ayer fue otro día fatal en este “paseo” vial.
No solo el problema de tráfico y las quejas se presenta por lo de 5 de Febrero, por las obras, otras grandes avenidas como Fray Junípero, son un peligro latente, donde diariamente hay accidentes, y no se puede señalar que sea por causa de obra pública, pero lo que se hace en 5 de Febrero ha venido a hacer crisis en esta avenida rápida y en Bernardo Quintana, insuficientes para el parque vehicular de Querétaro.
Desafortunadamente nos quieren acostumbrar a ver crecer nuestra ciudad con un continuo aumento del congestionamiento vehicular en nuestras calles.
Quieren que “normalicemos” el caos, la mala planeación de obras, que sí son necesarias, pero bien ejecutadas, no acelerando el congestionamiento de las calles.
Pero como dicen: es lo que hay, y lo que hay es un desmadre.
08
Nov 22
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