Dicen que juego de manos es de villanos, y así es.

Recordando a Fidel Velázquez, uno de las 5 lobitos que fundaron la otrora poderosa central obrera CTM, creador de fabulosas frases, como por ejemplo “fue un pleito de cantina”, así lo decía cuando los “políticos” dirimían sus diferencias a madrazos, cuando bien iba, o a balazos, que era lo normal.

Pleitos de cantina son los que protagoniza frecuentemente el exgobernador panista, Francisco Domínguez, que antier se rasgó las vestiduras con otro pendenciero, Héctor González, mejor conocido como “El Platanito”.

Como malandros y pendencieros se vieron ambos, el panista y el priista que es regidor en el municipio de Corregidora.

Ambos se conocen bien, pues fueron cómplices en la elección que ganó Domínguez para gobernar Querétaro, y que apoyó González, quien traicionó a su “hermano”, a su “amigo”, José Calzada.

Pancho le premió con una beca en la caja fuerte del gobierno del estado, a donde mandan a todos los políticos fracasados a cobrar, en la Comisión Estatal del Agua, la CEA.

Antier se vieron las caras y se acusaron mutuamente de traición, y como entre gitanos no se leen las manos, pues terminaron insultándose y llegaron a los golpes.

Antier que se difundió la nota del pleito que tuvo el exgobernador Francisco Domínguez con el priista Héctor González “El Plátano” en el restaurante Cabo Sierra, nos trajo a la memoria la serie de broncas en la que se han metido ambos: el exgobernador, que se le conoce por ser de mecha corta, airado y peleonero, y el priista, que igual es de armas tomar y muy malandro.

Ahí están las fotos del 1 de diciembre de 2006 cuando se agarró a patadas con legisladores de izquierda que denunciaban fraude masivo contra su candidato, Andrés Manuel López Obrador, e impedían la toma de protesta de Felipe Calderón; Pancho salió a defender a Felipe y eso le trajo buenos dividendos políticos posteriormente.

Recientemente vino el escándalo en el restaurante Josecho, donde compartían exgobernadores del estado, y Pancho Domínguez tuvo una discusión con el exgobernador José Calzada, que terminó cuando el priista le propinó un golpe de puño cerrado al panista.

Anteriormente a eso, hay evidencia del escándalo que protagonizó el 2 de noviembre de 2020 en la cena de gala, CERAweek 2014, en Houston, Texas, donde Domínguez se peleó con el priista David Penchyna, donde el primero le reclamaba que aún no le llegaba el moche por apoyar la reforma energética.

El destinatario de ese pendenciero mensaje era el exdirector de Pemex y ahora detenido, Emilio Lozoya, que al tiempo le entregó maletas llenas de dinero al incondicional de Pancho, a Gutierritos.

De Héctor González, un pendenciero menor, que ha vivido de traicionar a los políticos a los que ha servido, incluidos José Calzada y el mismo Pancho, solo recordaremos cuando lo detuvieron por hacer fraude al esconder un lujoso vehículo y reportarlo como robado para cobrar el seguro.

Hay más historias de él, como cuando dijo a un expresidente municipal, al llevarle su moche de la obra pública y que le exigió un poco más, que faltaba, a lo que El Platanito dijo: el 10 por ciento es sin el IVA, no del total de la obra con IVA, así no sale.

Del altercado en el restaurante Cabo Sierra, donde llegó la policía pero que no hizo nada: incapaces de detener tanto al exgobernador como al regidor, los dos parecen tener fuero, de este pleito de cantina, nos deja la duda de quién realmente manda en la entidad, quién tiene realmente el poder, porque Pancho gritó a los cuatro vientos que él tenía el poder y que iba hundir a González, según testimonios de los comensales que vivieron el pleito.

Dicen que el poder no se comparte; pero ya se duda, porque en Querétaro dos exgobernadores, uno priista y el otro panista, lo ejercen a sus anchas.

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