A los mexicanos nos espera un año muy complicado, a consecuencia de la extinción del peor sexenio llamado de la transformación, que se niega a morir.
El presidente sigue y seguirá con su campaña de mentiras institucionalizadas en favor de su candidata; persigue la continuidad, desde la cúpula del poder político, de su proyecto destructivo de instituciones y libertades.
AMLO traicionó la confianza de aquellos incautos electores que confiaron en las promesas de su larga e interminable campaña de mentiras.
Obsesión enfermiza del presidente López Obrador, al aferrarse a la transformación, trastocada y deformada en aberración: volver a las políticas del pasado que tanto dijo repudiar y que mejoraría. Empeoró las cosas.
Ofreció acabar con la corrupción y no cumplió, aunque en su machacón discurso diga lo contrario. Roban, mienten y defraudan en todas aquellas dependencias en las que han podido, desaparecen miles de millones de pesos. Ofreció no endeudar al país e hizo lo contrario. Baste recordar el extraordinario fraude en Segalmex; la “estafa maestra” en el sexenio de Peña Nieto resultó un juego de niños. 17 mil millones de pesos desaparecidos. Lo mismo hizo con los miles de millones de pesos que le heredaron los gobiernos neoliberales, y aun más, como los 68 mil millones de pesos de los fideicomisos que extinguió; o el dinero del Fonden.
El costo de las obras insignes del sexenio como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el aeropuerto militar modificado de Santa Lucía o la nueva aerolínea del gobierno federal; duplicaron y van por el triple del costo, dado que no han sido concluidas, aunque fueron inauguradas. Más de 3 mil millones de subsidio a la innecesaria aerolínea militar –calculan los expertos– costará anualmente mantener la burocrática empresa estatal. Como en los tiempos de Luis Echeverría Álvarez, que tuvo empresas de bicicletas; el gobierno absorbía los gastos, por ello las devaluaciones posteriores. Lo mismo sucederá con el Tren Maya, no será rentable y el costo de la obra podrá recuperarse en más de 20 años.
Un mega desastre la administración del gobierno de la transformación que se empeña en seguir destruyendo al país, ahogando las finanzas del estado. Para este último año, 9 mil billones de pesos de gasto público, con 2 billones más en deuda pública. Por eso el alza anual de los impuestos durante el sexenio que languidece; por eso el alza en los costos de la energía eléctrica o la gasolina que nunca llegó a costar 10 pesos el litro como lo prometió AMLO. Más impuestos para los ahorradores. Cargarles la mano a los contribuyentes cautivos.
El sistema de salud fue destruido con bisturí por la 4ª Transformación. Engañan con una megafarmacia que, dicen, dará el mejor sistema de distribución de medicamentos e insumos médicos. Megamentira.
Más desaparecidos, más homicidios, más masacres en el fallido gobierno, aunque el presidente haya afirmado el primer día del año que bajó el índice delictivo el 20 por ciento. Mentiras institucionalizadas. La delincuencia organizada avanzó cual contubernio entre el gobierno y sus triunfos electorales; curiosamente crecieron a la par. ¿Coincidencia?
México, uno de los países más violentos para ejercer el periodismo, asesinados, secuestrados y perseguidos como nunca antes. El gobierno de la transformación no soporta la crítica periodística, a la vez que crecen los delitos en contra de los informadores; cerrando el año 2023 extinguió la agencia de Notimex, bajo el argumento de la corrupción. Nunca nada pudo demostrar.
Las mentiras como política oficial del gobierno de la transformación, que intentan destruir la verdad.
Si todo ello es aberrante y peligroso, en este último tramo del sexenio es dantesco.
El presidente metido hasta el fondo en el proceso electoral para “ganar” las elecciones federales y estatales a como dé lugar. Utiliza miles de millones de pesos del presupuesto para doblegar las voluntades más débiles, abusando de los programas sociales, amagando con la mentira de desaparecerlos si la oposición gana elecciones. Por supuesto que es falso. Los programas sociales son garantía constitucional, así de simple.
AMLO se ha apoderado del INE y del TEPJF, por medio de sus presidentas. “Cuecen el fraude electoral” desde dentro del mismo gobierno, al igual que antaño lo hacían los gobiernos que dice aborrecer el presidente. Ambas presidentas de los organismos electorales a modo de los cuatroteístas.
Morena tiene dos frentes amplios para hacer campaña. Uno, por medio del presidente López, quien no oculta su intromisión; las autoridades electorales lo han sancionado infinidad de veces por entrometerse ilegalmente en los asuntos electorales y mostrar abierta y cínicamente su apoyo a la candidata morenista. El otro frente, encabezado por la candidata oficial, quien no se cansa de repetir las mismas mentiras que su “progenitor político”. Otra que hizo trampa para quedarse con la candidatura, fraude que aceptó su comisión electoral de justicia partidista haber cometido la señora, ofrecieron investigar; el mismo INE, por medio de la Comisión de Quejas y Denuncias inició la investigación del exceso de publicidad y quién pagó por ella. Dinero sucio en la larguísima campaña electoral del oficialismo.
AMLO no cumple lo que promete. En el primer día del año, en su mensaje ofreció no intervenir en el proceso electoral, por lo cual, dijo, evitará acciones que alteren las campañas. Falsa afirmación. Siempre combatiendo a sus enemigos políticos desde la Presidencia de la República, hostigándolos, vituperándolos, calumniándolos, atacándolos; utilizando los recursos públicos del estado para ello. Ha hecho llamados abiertamente que su movimiento necesita ganar por mayoría calificada en ambas Cámaras para reformar la Constitución ¿Eso no es intromisión?
Al presidente le estorba la impartición de justicia sin ataduras. Le molesta un Poder Judicial autónomo; quiere someterlo a sus caprichos. Insiste en reformarlo y bajo su politiquería institucional, ofrece, lo mismo que su candidata, que voten por ellos para que todas las autoridades judiciales sean electas por el “populacho”, aunque de justicia no sepan nada como la ministra que recientemente nombró, hermana de Martí Batres, jefe de gobierno de la CDMX. Así de sucio es el juego del presidente López Obrador.
AMLO no sacó a las Fuerzas Armadas de las calles como lo prometió. No, les ha entregado más poder. Ahora no solo están en las calles, también controlan muchas de las áreas más sensibles de la administración pública, antes en manos de civiles. A un tris de caer en un gobierno militarizado.
Inaplazable dejar de participar en política para evitar que AMLO, su candidata y Morena lleven a México al caótico desastre.
De ahí la complicación del año que inicia; como nunca, los mexicanos debemos evitar que en este año suceda lo impensable: la continuidad de la destrucción de México, deformación traducida en cuarta transformación.
AMLO quiere y lucha denodadamente, con la cauda de mentiras que acostumbra, la eliminación de libertades e instituciones que nos garantizan paz, seguridad jurídica, seguridad pública y prosperidad para todos los mexicanos. Aterra la idea de convertir a México en otra ínsula comunista.
02
Ene 24
Twittear
Lo adelanté en una de mis Columnas: problemas en los organismos electorales. AM...
Más priistas renuncian a su partido por no haber sido “condecorados” con m�...
Diecisiete años han transcurrido desde la derrota electoral que le infringió e...
AMLO y su gobierno de ficción. Inaugura su Tren Maya y al tercer día cancela v...
Danos tus comentarios