Nada le importa a López Obrador, con tal de ganar las elecciones constitucionales de los estados, municipios, y las federales, por supuesto. La Constitución prohíbe a las autoridades promocionar sus programas o logros, conlleva parcialidad y respaldo al partido al que pertenezca el gobernante en turno. AMLO lo ha hecho descaradamente.
Desde que inició el desastre de la 4T ha sido la misma tónica delictiva, la retórica de la mentira. Criticar permanentemente a la oposición, estigmatizar a sus enemigos, gobernar para unos cuantos, según él, para el “pueblo bueno” y promocionar permanentemente sus “logros”.
Las autoridades electorales no han logrado, ni lo podrán hacer, que la “chachalaca se calle”, que guarde silencio. Su único quehacer gubernamental consiste en las mañaneras, para después lucubrar a quién fastidiar en la siguiente conferencia.
El presidente omite, por obvias razones, referirse a los enormes fracasos de su gobierno. Destruir las obras del aeropuerto de Texcoco, dejó una deuda de 300 mil millones de pesos. El costo de sus obras públicas insignes que han sido un fraude, presupuestan una cantidad y en la ejecución triplican los costos. No pudo reducir, lo aseguró, a la mitad el índice delictivo; lo incrementó y lo reconoció. Los desaparecidos se incrementaron en miles. Quebró el sistema de salud. Por distraer los recursos públicos, el gobierno dejó de comprar medicinas e insumos médicos. El sistema educativo lo llevó al traste; para la 4T es más importante adoctrinar que enseñar matemáticas, ciencia, civismo, educar a los niños y jóvenes. No acabó con el huachicol y sí dejó a millones de mexicanos sin gasolina al cerrar los ductos de Pemex, para que no se robran el combustible. Aseguró haber comprado enormes pipas para el traslado del combustible y nunca aparecieron. Se acabó los 300 mil millones de pesos que dejaron pasados gobiernos. Esfumó 68 mil millones de pesos de los desaparecidos fideicomisos. Las ganancias petroleras cuando subió el precio del crudo también las desapareció. Prometió no tirar un solo árbol en la construcción del Tren Maya y ha tirado miles. Nada de esto reconoce, mucho menos se acuerda. Por su cumpla murieron quemadas 137 personas mientras exprimían un ducto de Pemex, ordenó no intervenir.
Y así hay millones de incautos que continúan creyendo en sus mentiras. El odio social que ha sembrado AMLO ahora lo cosecha.
Todo con el cuento de que él sí toma en cuenta al pueblo, lo que antes no sucedía. Aunque en las giras mucha gente le grita e increpa por sus promesas incumplidas.
A López Obrador no le importa, continúa su campaña de adoctrinamiento dirigida a los incautos, ignorantes y fanáticos. No en balde el padre Solalinde “confesó” que AMLO tenía rasgos de divinidad; otro fanático religioso que coadyuva en el engaño, hacer creer que el delincuente presidente casi es una “santidad”. Aquí es en donde prospera la psicología de las masas, la mentira se convierte en verdad, aunque los hechos muestren lo contrario.
El gobierno cuatroteísta abusa y quiebra la Constitución. A pesar de tener prohibido durante los procesos electorales hablar de sus programas, excepciones que no existen en la retórica presidencial, lo sigue haciendo. Machaca las mentiras en las mentes débiles y manipulables; ahora que en dos estados habrá elecciones el domingo, no ha cesado; en Coahuila y el Estado de México, no le importó violar la ley y la Constitución.
AMLO y sus matraqueros bien saben que tienen perdidas las elecciones en Coahuila. En el Estado de México están a punto de sufrir el mismo descalabro, a pesar de haber violado cuanta ley se les atravesó. Quieren derrotar al otrora invencible “Grupo Atlacomulco”. El fraude lo tienen cocinado. Harán masiva movilización y compra de votos para alcanzar su objetivo. Tienen de su parte a la Fiscalía General de la República para que no prospere ninguna denuncia, ningún delito; caso contrario para los aliancistas de Va por México.
Los mexiquenses de bien deben, tienen la obligación cívica de defender el sufragio el próximo domingo 4; de salir a votar en masa y derrotar a la delincuencia de cuello blanco que representan: ¡Ya saben quién! Nadie podrá ayudarles; en manos de los mexiquenses está el triunfo o la derrota en las urnas. Los integrantes de las mesas directivas de casillas deben cuidar los votos, contarlos bien y no prestarse a las amenazas, como lo han hecho en pasadas elecciones.
¡Cuidado con la delincuencia electoral! Las autoridades policiales de ambos estados deben preservar el orden, es u obligación. Permitir que las elecciones se desarrollen en paz.
AMLO ha hecho hasta lo imposible para que ganen sus candidatos y lo seguirá haciendo. La sociedad está obligada a responder con inteligencia y civilidad, no prestarse a la violencia que podría generar ¡Ya Saben Quién!
El INE de la morenista Guadalupe Taddei, permisivo, y las sentencias del TEPFJ son ignoradas por los responsables: AMLO, entre otros.
Los engaños del presidente siguen su marcha y no le importa atropellar los derechos del electorado.
02
Jun 23
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