De todos los dislates que me ha tocado ver de parte de la oposición durante los cuatro años que lleva al frente del gobierno federal el presidente Andrés Manuel López Obrador es, sin temor a equivocarme, el dicho hace unos días por Pedro Ferriz de Con el que se lleva las “palmas de oro”, pues tachar al presidente de brujo negro es el extremo del absurdo al que está llegando una oposición dispersa, irracional y muy, muy visceral.

Aclaro, si usted cree que sacrificando a un pollo va a lograr una posición política aunque nunca se inscriba a un partido político con posibilidades de triunfo y gaste el suficiente recurso en su campaña, está bien; si cree que clavando cuchillos en la tierra aleja la lluvia de su ágape sabatino, también está bien. No lo juzgo, cada quien sus creencias. Pero lo que nomás no puedo concebir es que un ingeniero y maestro matemático como don Pedrito lance semejante argumento, mas sabiéndose una “voz autorizada” dentro de la oposición.

Claro, tengo que reconocer que al menos el ingeniero vino a refrescar el discurso rancio y perenne de manera creativa, no sé si voluntaria o involuntariamente; pero la narrativa nigromántica que manejó, sazonada con una pizca de fanatismo, un toque de ignorancia y algo de clasismo, cala en cierto sector de la sociedad al que cuyas pasiones no le permiten explicarse por qué si su tribu odia y execra al viejo socarrón que habita el Palacio Nacional, haya otra más amplia ruidosa que lo idolatra como figura totémica; o exista un amplio grupo poblacional al que ambas tribus simplemente le valen madre y que ven a la política como lo que es, sin tintes encantadores y abstracciones idílicas.

Lo he venido diciendo desde hace varios meses y espero no sonar redundante y simplón; pero de veras no logro discernir la pretensión de los opositores del presidente, que difícilmente lograrán ser medianamente competitivos partiendo de las mismas falacias argumentativas, sin generar algún argumento novedoso que despierte la empatía de los que no pertenecen ni a tirios ni troyanos, el vulgo pues, ese que es mayoría y no se convence con figuras retóricas repetitivas y monótonas.

¿En serio creen que a un obrero que trabaja 8 horas, más extras, le importa si un aumento al salario mínimo es factor inflacionario? ¡Por supuesto que le vale madre! Porque simplemente no lo entiende; pero sí entiende que tendrá 20 por ciento más en su cartera. Así de sencillo.

Han pasado cuatro años, cuatro años en los que han sido incapaces de salir de su burbuja, de simplificar su discurso para que lo entiendan las masas; cuatro años de “pan con lo mismo”, de encausarse en torno a una figura robotizada, mecánica y prófuga que no transmite sentimiento alguno. Me refiero a Ricardo Anaya.

Cuatro años en los que no han renovado cuadros por temor a perder la administración de las quiebras en sus respectivos comités nacionales. ¡Cuatro pinches años de decir que todo está de la chingada! ¡Sin proponer cómo estar mejor!

De verdad, no tiene idea cómo me gustaría ver a un personaje como Fox en el 2000, o como el propio presidente en 2006; pero no los hay. Y así, difícilmente veremos en un futuro algo diferente a la tragicomedia kafkiana del Pepe Grillo colérico, pateando las espinillas del simpático y apolillado Pinocho que conecta cada mañana desde el Palacio Nacional con el respetable.

“El PAN se olvidó de ser oposición, el PRI nunca lo fue, y el PRD… ¿qué es un PRD?”

Relevo en la Zona Militar

Como usted seguramente ya sabe, el pasado primero de diciembre tomó posesión de la 17ª Zona Militar el general de Brigada Diplomado del Estado Mayor, Julio César Moreno Mijangos. Y llama mucho la atención su perfil, pues además de contar con vasta experiencia en la carrera de las armas, Moreno Mijangos tiene estudios dirigidos a la administración pública, lo cual no puede pasar inadvertido en el análisis, ya que quizá estamos ante la presencia de un nuevo actor político en el estado, con todas y cada una de las condiciones necesarias para serlo, ante la clara inoperancia de la Secretaría del Bienestar y las nuevas variables de seguridad en el estado, que le permitirían ser el rostro del Gobierno de la República en Querétaro.

Y antes de que piense que estoy sacando de contexto el nombramiento, le pido echar un ojo al escenario nacional, en el que día a día se hace más evidente que la milicia está haciendo política de la mano del presidente.

“En política hay causalidades, no casualidades”.

Multitiradores en Corregidora

Sin lugar a dudas, el municipio de Corregidora es desde hace ya varios procesos electorales el bastión panista por excelencia del estado. Quizá es por ello que ahora salen “suspirantes como hongos en humedad”; algunos, en su mayoría, con argumentos más cercanos al campo de los sueños que al de la política. Sin embargo, hoy le puedo asegurar que la sucesión será cosa de dos, tres a lo mucho, y todo dependerá de la configuración de las candidaturas federales y locales en el estado, sin que mucho, poco o nada puedan hacer en lo individual actores locales.

En otras palabras, habrá que ver a qué grupo le toca el municipio; y puedo asegurarle que la decisión no es prioritaria, por lo que seguramente será de las últimas posiciones en definirse. Así que no se deje llevar por los ansiosos, aunque de ellos se nutra la grilla partidista.

“De ansiosos y adelantados están llenos los cafés”.

Lenguas viperinas

Más de notarios. Ahora resulta que quien fungía de “bróker” del notario 2 de la demarcación de Cadereyta en la colonia Cimatario, en la capital, “anda huido”.

Unos dicen que porque nunca se tiraron escrituras pagadas, y otros, que porque revivieron muertos para otorgar poderes con actos de dominio irrevocables. Lo más seguro es que quién sabe. Pero de que se peló, se peló.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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