La semana pasada publiqué mi percepción sobre la famosa marcha en defensa del INE, lo cual provocó en más de alguno de los asistentes que tuvo a bien leerme, el sarpullido y rabia propia de quien ha sido desnudado y ungido con hiedra venenosa en sus partes pudendas.

Pues bien, a diferencia de ellos, que en su mayoría son incapaces de argumentar más de 10 palabras sin desquiciarse, evadiendo la pregunta primigenia que debería ser el verdadero origen de la marcha: ¿Leíste la reforma?, yo sí trataré de argumentar por qué sostengo que son “una tribu de whitexicans desinformados y ruidosos, cuya única diferencia con los antropoides belicosos de la casa de enfrente es el pantone dérmico y la aparente correspondencia ideológica dentro de un espectro político inexistente”.

Primero, tengo que aclarar que el siguiente análisis, aunque bien puede aplicarse a cualquier estado y potenciarse a toda la república, solo se constriñe a Querétaro. Tenemos que, según el propio instituto electoral, el padrón en el estado es de más o menos 1.7 millones de ciudadanos, de los cuales –siendo sumamente generoso– diremos que a la famosa marcha acudieron algo así como 10 mil, según cifras de los propios organizadores, lo que se traduce en el 0.56% del total del padrón electoral en la entidad.

Y aquí el detalle: la oposición solo logró movilizar a menos del 1 por ciento de la lista nominal en un estado donde prácticamente tiene carro completo, claro, a excepción de cuatro municipios, pero en donde Morena es prácticamente una caricatura.

Créame, mi intención no es hacer enojar a nadie, pero sí buscar generar un poco de reflexión, pues bien vale la pena preguntarse: ¿Qué festejan? Si festejan que por primera vez marcharon y salieron de su burbuja de privilegios que los hace creer que las elecciones se ganan por medio de post en la red social de su preferencia, créame que me solidarizo y los felicito; pero si su festejo obedece a la crisis de realidad en la que se encuentran inmersos, nomás no puedo; porque sería cómplice de su distorsión, esa que les hace creer que un viejo cabrón y socarrón pero muy zorro, como es el presidente, está temblando por su marcha pírrica y sectaria que basa su cohesión en la animadversión a que un “indio de Macuspana” (sic) sea el presidente de México y su único punto de cohesión se reduce al no porque no, evidenciando sus carencias y sesgos ideológicos que permiten a este marcarles la agenda y seguir distrayéndolos en discusiones bizantinas, mientras él sigue moviéndose a placer.

Y antes de que empiece a decir que ya me volví morenista, pretendiendo etiquetarme a manera de placebo dentro del mapa ideológico que pretende conocer, o minimice mi opinión y pensamiento al ramplón acto de la compraventa como paliativo ante su desconocimiento del sistema, déjeme aclarar que sigo siendo el mismo agrio y cáustico de siempre.

Pero si de algo estoy seguro es que lo que menos necesita el país en este momento es a una oposición representada por chamacos berrinchudos y coléricas señoras copetonas que, al paso que vamos, difícilmente construirá un proyecto medianamente competitivo rumbo a 2024.

Por cierto, no se confunda, la marcha que convocó el presidente no es reacción a la del INE; se trata únicamente de hacer lo que siempre ha hecho, con los que siempre lo ha hecho, para mantener la cohesión de su movimiento y mantener a su “ejército” en campaña permanente; y claro, por qué no, mostrar un poco de músculo con miras al proceso electoral del año que entra y construirle una vez más la narrativa a sus opositores que le hacen mucho bien.

“Perro que le da por comer huevos, aunque le quemen el hocico”.

La política es lógica y sin lógica no hay política

Una vez más, la semana pasada volvió a aparecer en el imaginario de las redes sociales la posibilidad de que el exgobernador Francisco Domínguez sea candidato al Senado de la República por la mísera franquicia naranja, lo cual, como lo he dicho en otras ocasiones, parece salido de un sueño húmedo de un infumable y gris dirigente, pues el naranja no tiene nada que ofrecer a Domínguez y este no es ningún novato que va a salir a desnudarse en un partido incapaz de lograr ni el 3 por ciento requerido en el estado para conservar el registro, por lo que nomás no se ve el cómo.

Sin embargo, ha sido tal la insistencia por posicionar el tema que parece que alguien está muy interesado en colocarlo en el imaginario colectivo y se trata de un plan estructurado desde un lugar no tan secreto para pudrirle la posibilidad de integrarse en alguna lista nacional del blanquiazul, por presunta traición, aprovechándose de la lejanía con la dirigencia nacional. ¡Fuego amigo, pues!

Si no, ¿cómo para qué ponerlo en una imaginaria que más que imaginaria es un absurdo?

En política, lo que parece ser es.

Vivita y coleando

Así se le vio el pasado fin de semana a la exdiputada Elsa Méndez de Barrios, quien “haiga sido como haiga sido”, logró espacio y foro en la Conferencia Política de Acción Conservadora (Copac), dándose el tiempo para llamar oposición cobarde y timorata al PAN, que fue el que le dio la oportunidad de aparecer en el escenario político.

Pero ya en serio, no hay que perderla de vista, pues quizá en un futuro no muy lejano personajes como Méndez puedan causarle una sangría a Acción Nacional, pues a diferencia de ellos, a jalones y estirones estos radicales van construyendo liderazgos en diferentes estados del país y nacionales, que pueden conectar con cierto sector del panismo que sigue gritando a sus adentros “¡Viva Cristo Rey!”

Por lo pronto, no hay que perderlos de vista, porque ruido van a hacer.

En política no hay espacios vacíos

Lenguas viperinas

Cuentan que ya empezó el desfile de morenistas por ciertas oficinas de la colonia Del Valle. ¿Será que algo huelen?

Cuando el río suena es que alguien quiere y sueña.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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