Mucho se especuló sobre la continuidad de Luis Bernardo Nava Guerrero al frente de la administración capitalina. Sin embargo, el pasado 6 de junio las dudas fueron despejadas con creces; la ciudadanía dejó en claro que en Querétaro se contrata un “City Manager” más que un político, y que cuando algo funciona bien no hay para qué moverle.
Nava calló bocas, propias y ajenas, cuyo mantra era: No es buen candidato, basando la falacia en la diferencia con la que ganó en 2018. Pero lo que no observan ni dicen, claro, porque no les conviene, es que en aquella ocasión Luis contendió contra el político más importante de los últimos tiempos. No, no me refiero a Adolfo Ríos García, a quien el reciente proceso electoral desmitificó al ser medido y no representar una sola variable a la política partidista; me refiero a AMLO.
Contra él y su efecto fue la verdadera batalla. Esa es la explicación a la marcada diferencia que obtuvo Nava Guerrero el pasado domingo. Esta contienda fue entre iguales, lo cual permitió registrar la verdadera capacidad política del presidente municipal con licencia.
Por otro lado, la ciudadanía de la capital dejó en claro que elije administradores públicos, y Nava ha demostrado ser un excelente administrador; lejos del escándalo, ajeno a la parafernalia y el relumbrón, enfocado en obras de precisión que, sin ser extraordinarias, resuelven la problemática ordinaria.
Nava va por 3 años de consolidación; hoy es parte ya de la historia moderna, al ser el primer presidente municipal capitalino en tener la reelección inmediata. Ahora el reto es ser recordado como el mejor presidente municipal capitalino de los últimos 30 años.
Hablando de azules
Dicen los que saben: “El proceso electoral termina y empieza con la elección”, y así es; a partir del 7 de junio, sobre los panistas de Querétaro recae la responsabilidad histórica de consolidar el proyecto blanquiazul en el estado y ser referente nacional con miras a la elección presidencial 2024.
Veremos si los resultados le alcanzan a Ricardo Anaya para pelear la candidatura presidencial; no descarte tampoco a Francisco Domínguez buscando el Comité Ejecutivo Nacional. El secreto de la trascendencia lo conocen y lo saben aplicar, se llama unidad; si el PAN en el estado se conserva unido y generoso, veremos actores queretanos peleando por la grande. No le aseguro que lo consigan, pero argumentos tienen y de sobra.
Guarde este párrafo.
Los morenos perdieron todo
Sí, definitivamente son los morenos, no Morena partido, pues como lo he dicho en anteriores columnas, los partidos son solo siglas, instrumentos democráticos para el acceso al poder y nada más.
Y no me venga con rollos ideológicos porque están agotados y solo sirven como anzuelo de ilusos que terminarán polarizados en una batalla de adjetivos acuñados desde el Palacio Nacional.
Pero regresando a Querétaro, los morenos perdieron todo: Dos diputaciones federales, 3 locales y una presidencia municipal (el Senado no lo cuento porque no se votó y además ya lo habían perdido). Pero por qué lo hicieron: Sencillo, eran más importantes las peleas de casta que la construcción de estructuras; era más importante gritar y gruñir que dialogar, pelear que concertar.
En diversas mesas he escuchado aseveraciones sobre el partido del presidente que bien pudieran ser parte de un compendio literario intitulado: “Como destruir un partido en 3 años y no errar en el intento”. Claro, también pudiéramos escribir algo así como “Crónicas del lumpen rencoroso” o quizá un thriller de poca ficción sobre simios caníbales que se comen entre ellos por la infección de un virus mutante.
Ya en serio, créame que como analista político y amante de la democracia no puede darme alegría completa ver que la segunda fuerza política en el estado es solo una tribu de antropoides nómadas sin rumbo, inocentes seres salvajes, explotados por seres poco más evolucionados que, cínicamente, se apoderan de su trabajo sin sudar una sola gota, sin contribuir en nada con la tribu, sin siquiera haber bailado a saltos a saltos monorrítmicos alrededor de la fogata, como Fabiola Larrondo Montes, que será una vez más beneficiada del fruto bonobo con una regiduría en la capital, o Juan José Jiménez, quien ya ocupó un escaño en la cámara alta y ahora será diputado local y, sin temor a equivocarme, coordinador de la bancada.
Los morenos deben madurar, madurar como personas, como entes políticos y como partido o, de lo contrario, seguirán siendo una horda salvaje al servicio de políticos acomodaticios que les usan y desechan como papel higiénico, porque en el fondo les dan asco.
De registros y cosas peores
Solo tres partidos hasta el momento conservarían el registro local en el estado: PAN, PRI y Morena; PT, PRD y Verde podrán contender en 2024 con registro delegado, pero sin prerrogativa estatal.
De ahí en más, solo les queda preparar su proceso de liquidación en el caso del PES, Redes Sociales Progresistas y Fuerza México ante el INE y Querétaro Independiente ante el IEEQ.
Adiós, vaqueros…
Lenguas viperinas
Ganó Kuri y algo es seguro, nadie repite en el gabinete; así que en próximos meses comenzaremos a saber nombres. Por lo pronto, cautela y calma para los adelantados.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.
08
Jun 21
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