Por muchos años he tenido una teoría contraria a la supuesta politización de la sociedad mexicana, pues sostengo que el pueblo está “partidizado”, no politizado, que es muy diferente, ya que está inmerso en una politiquería prosaica, atávica y maniquea que no le permite ver más allá de la pasión que despiertan los colores de su preferencia y la embarrada de ideología que cree tener, lo que lo hace asumirse en la anacrónica abstracción de “izquierda y derecha”, pues aunque se hable de política y políticos en la fila de las tortillas, en el transporte público o en cafés de señoras copetonas, esto no significa que el ciudadano promedio entienda de esos menesteres; es más, la mayoría de afiliados partidistas tampoco lo entiende, están ahí porque le van y ya. Pero eso será tema de otra columna.

Pues bien, luego del lacónico y acerbo exordio, déjeme contarle que el discurso vertido por el gobernador Mauricio Kuri González contribuyó a comprobar mi teoría, ya que aunque su perorata fue digna de un estadista de primer mundo, ajeno a ideologías e investido de congruencia, las críticas de propios y extraños no se hicieron esperar.

Los supuestamente “de casa” abarrotaron las redes sociales con el alegato de un presunto entreguismo al primer mandatario, como si con el ejercicio del voto, el gobernador hubiera sido contratado para llevar sus pulsiones clasistas engendradas en un local de café de la franquicia de la sirena a todos sus actos de gobierno, arrogando de antemano que si el gobernador no le tira bosta al presidente por el tema del aeropuerto, que en el mejor de los casos ocuparán para abordar un vuelo chárter pagado a meses sin intereses, ¡Mauricio los traicionó!

Se quejan de polarización y abonan a ella, odian la partidocracia y la fortalecen.

Ahora bien, en el caso de los simpatizantes del presidente, no distan mucho; solo que ahí el argumento es más zafio, más animal. Para ellos, el gobernador dijo lo que dijo en señal de rendición a la figura totémica de sus pasiones, el presidente López Obrador, que para el caso es lo mismo. Tirios y troyanos demuestran su necedad.

Retomando las palabras del gobernador: ¿En verdad hay alguien que quiera que le vaya mal a México? Si usted me dice que no es a México sino al presidente, déjeme recordarle que él es el capitán del barco, y si él se hunde, nos hundimos con él, al igual que si a Kuri le va mal, le va mal al estado.

Así qué ojalá y ambos mandatarios sigan construyendo los puentes necesarios de comunicación. Qué bueno que Mauricio esté dando el paso de político partidista a estadista, qué bueno que rompa el paradigma de oposición quejosa y cáustica y dé los pasos necesarios en torno la construcción del bien superior del estado, donde la persona es el principio y fin de las acciones de gobierno.

Otro que va en ascenso

A quien también los años “moviendo el abanico” se le echan de ver, es al diputado local y presidente estatal del Partido Verde Ecologista de México, Ricardo Astudillo Suárez, quien tuvo la habilidad para detectar la falta de contralor en el Instituto Electoral del Estado de Querétaro, pues aunque usted no lo crea, el árbitro electoral llevaba al menos dos procesos sin contralor; es decir, sin que nadie le “cuidara las manitas” a los consejeros, por lo que a propuesta de Astudillo, la LX Legislatura designó a Raúl Ríos Ugalde al frente de esa cartera.

¿A ver qué trapitos salen al sol?

Mauricio “senatore”

Aunque muchos ya andan puestos y soñando con la primera posición de la fórmula para la Cámara Alta de Morena, que dicho sea de paso es la única asequible, y eso como segunda mayoría, porque de ganar no hablamos, el único con posibilidades reales –sí, leyó bien, reales– es Mauricio Alberto Ruiz Olaes, actual delegado nacional en funciones de presidente estatal.

Y antes de que se acelere y me llene de adjetivos, déjeme explicarle la razón de mi dicho. Primero, es evidente que se trata del hombre de mayor confianza en el estado del presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Mario Delgado, pues a pesar de todo y de todos –incluyéndolo a él–, Mauricio sigue en sus afectos. Segundo, porque la candidatura se dará por designación; sí, no se engañe, la encuesta es solo un placebo para la comunidad bonoba. La designación depende del CEN, así que no dé lata. Y tercero, porque Ruiz Olaes es el único suspirante con militancia partidista activa y Morena ya aprendió que los externos son una mala inversión.

Si estos elementos no le son suficientes, está en su derecho, puede creer lo que usted quiera y a quien quiera, pero ese es el escenario, lo demás son abstracciones y sueños húmedos.

Mario Delgado es pragmático, así lo ha demostrado, por lo que el razonamiento es simple: El candidato al Senado será quien menos desgaste genere a la franquicia y más lealtad demuestre al proyecto; aunque no descarte un “agandalle silencioso” de último momento de algún hipócrita ilustrado, porque en Morena cualquier ficción puede hacerse realidad.

Cambios en las representaciones federales

Todo indica que la salida del representante en la Secretaría de Gobernación en el estado, Joaquín de la Lama Corres, fue solo la punta del iceberg en cuanto a lo que se viene en las representaciones, pues en próximos días se estará anunciando la salida de Paloma Arce, Beatriz Robles y Érika Patricia Pérez Cepeda, quienes serían sustituidas por personajes cercanos al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, en consenso con el Ejecutivo del estado, y de regresos ni hablamos.

Lenguas viperinas

Todavía no nace la vaca y ya la están asando. Así andan algunos noveles dirigentes de partidos locales en proceso de creación, pues no han hecho una sola de las 12 asambleas municipales o 10 distritales que se requieren, no han afiliado ni al 1 por ciento de los casi 5 mil ilusos que se necesitan, y ya andan peleando dirigencias y hasta diputaciones pluris.

¿Así quieren que los tomen en serio?

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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