[La Cruda Verdad] ¿Por qué lloran los ejidatarios?

La semana pasada cobró inusitada relevancia el tema del ejido derivado del decreto de reserva ecológica de Peña Colorada, perteneciente al conflictivo y sumamente redituable ejido de Santa Rosa Jáuregui, mismo que generó las más bizarras opiniones, basadas en su mayoría en el cliché post revolucionario del indio enfundado en calzón de manta, machete fajado y sombrero de palma de ala ancha, defendiendo “sus derechos” a la voz de: “Tierra y libertad”. ¡Nada más anacrónico y atávico!

Verá, el verdadero fondo de la protesta no es otro más que el que por décadas han tenido estos taimados entes de la fauna social mexicana: si pensó en dinero, tiene razón, pues estas criaturitas quedaron muy mal acostumbradas a “ganar sin trabajar” y a amasar fortunas que nunca soñaron al vender tierras que no les costaron, para luego gastarlo en pseudolujos y extravagancias tipo “rutilandia” (si no conoce Rutilandia, use Google para que sepa de qué hablo).

Y antes de que vengan los confundidos y románticos a querer matizar la realidad acusándome de racismo y elitismo, déjeme explicarle: el ejido como tal es una figura que nació allá en 1915 y se consolidó bajo el paternalismo del “Tata Cárdenas” para cumplir con los ideales de la Revolución y acabar con los pinches latifundios para que los “hermanos campesinos” sembraran la tierra; sin embargo, con la reforma de 1992 estos ladinos encontraron la manera de voltear las cosas para ahora ser ellos los latifundistas y desarrolladores inmobiliarios, acabando de tajo con el espíritu de la reforma agraria y malversando el origen primigenio del reparto de las tierras.

Ahora bien, en cuanto al decreto de Peña Colorada, que ha despertado la férrea defensa de algunos sonsos desde el púlpito de la ignorancia camuflado de responsabilidad social, por la presunta afectación que sufrieron los “probecitos hermanos campesinos” por parte del “pinchi gobierno sátrapa y traidor”, bien vale la pena señalar que el ordenamiento no es expropiatorio, por lo que no afecta la propiedad ni posesión y lo único que “limita” es el uso y aprovechamiento de la tierra.

Ahí está el detalle, pues ahora los siempre vulnerables e inocentes ejidatarios no podrán vender o arrendar las parcelas, salvo para actividades propias del ejido como la agricultura y la ganadería, así que si no fuera porque los intereses son otros, no habría afectación alguna, pero como el Ejido Santa Rosa ya tiene apalabrada la tierra desde hace más de un lustro con un desarrollador potosino y este les adelantó varios millones de pesos que ya se repartieron y gastaron, el decreto vino a partirles la madre, pues de acuerdo al contrato pactado, tendrían que regresar el dinero y eso sería “robarse a sí mismos”.

Así que bajo las premisas de “lo caido, caido” y “a lo hecho, pecho”, buscarán a toda costa presionar a las tres esferas de gobierno para sostener el negocio, ya que los pleitos internos derivados de no repartir equitativamente el botín y los temas legales con el comprador están al orden del día.

No sé a usted, pero a mí no me hace la menor gracia seguir romantizando el cáncer social que representa esta figura atávica herencia del cardenismo. Es grosera la forma en la que explotan la nostalgia de un México que ya se fue para lucrar en pleno Siglo XXI y que sigamos solapando paternalismos gubernamentales acuñados en la culpa por el colonialismo y la conquista.

“No tiene la culpa el indio, sino el que le dio el ejido”.

Por cierto

Para quienes piensan que Lupita Murguía anda distraída en asuntos que tienen que ver con 2024, hay que responderles como muy sabiamente dictan los clásicos: No se hagan bolas, pues ella no está sudando calenturas electorales y hoy más que nunca está concentrada en su tarea de mantener y fortalecer la gobernabilidad, la paz y la tranquilidad social que se respira en tierras queretanas.

Sin límites de horario ni jurisdicción, Murguía atiende asuntos delicados y escabrosos como el de Santa Rosa, para tejer fino y dar la mejor solución posible, por lo que el gobernador debe sentirse tranquilo, ya que tenemos a una secretaria de Gobierno atenta y concentrada en la tarea que desde un inicio le fue encomendada, por algo la ha calificado como una mujer trabajadora, de amplia experiencia y que da resultados.

Ni más ni menos.

Caminos y caminantes

Quien se está perfilando rumbo a la candidatura por la alianza Morena-Verde para la presidencia municipal de Pedro Escobedo es Juan Alberto Nava, quien aunque joven, goza de excelente olfato político y ya se dio cuenta de que el camino para llegar a la candidatura es por el PVEM. Así que ha trazado su ruta con la guía de su experimentado dirigente estatal, Ricardo Astudillo Suárez, quien seguramente ya lo tiene en su lista de “prioridades” para la mesa de negociación.

Por otro lado, Nava Cruz sabe perfectamente de los heridos, rencores y sinsabores que va dejando Amarildo Bárcenas en el camino, lo cual, sumado al inminente desfonde que sufrirá el PRI ante el ineludible escenario de “voto útil”, incrementa sus posibilidades rumbo a 2024.

“El que a buen árbol se arrima, buen partido le cobija”.

“Traficomedia”

Créame que pensé muchísimo escribir sobre el tema del “picudeo” de Bernardo Quintana, primero porque contradice de plano mi filosofía al darle atención a gente intrascendente, y segundo, porque sé que invariablemente heriré susceptibilidades de quienes creen que las pinches redes sociales generan percepción, haciendo de ellas pilar de la estrategia de comunicación política y, por ende, su modus vivendi, olvidando de manera intencional la característica principal de sus usuarios: “El déficit de atención”; y gracias a ello, políticos malvados no han logrado el dominio mundial, pues aunque algunos asesores vendan la campaña de Obama como ejemplo del posicionamiento de agenda pública, lo cierto es que sigue valiendo madre, porque en redes todos tienen voz pero pocos tienen oídos, y en redes todo, todo es pasajero.

En fin, lo que nos debe dejar de lección esta “traficomedia” con tintes de novela negra protagonizada por una beoda actriz de reparto, es que siempre existen tres versiones: La de una parte, la de la otra y la verdadera, por lo que no hay que hacer juicios sumarísimos sin necesidad.

También, los hechos evidenciaron que sigue arraigado el vicio setentero del influyentismo y la charola, sin que este sea exclusivo de la clase política, pues con una credencial y el respaldo de la empresa televisiva del logo naranja, la simpática damita estuvo a punto de dañar a varias familias, atreviéndose a decir que ella y Kuri llegarían a las ultimas consecuencias, faltando totalmente al respeto a la investidura del mandatario estatal.

Ahora solo falta esperar que los agravios que profirió la señorita a las instituciones del estado no queden impunes, y sobre todo, que ella y su empresa tengan la honestidad y altura de miras para ofrecer una disculpa pública al pueblo queretano.

“Si me engañas una vez, es tu culpa; si me engañas dos, será culpa mía”.

Lenguas viperinas

Cuentan que no es la primera vez que la conductora e “influencer” está metida en escándalos, por lo que su prepotencia es ampliamente conocida en su centro de trabajo y domicilio, donde luego de cometer sus fechorías, amenaza credencial en mano invocando sus privanzas.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.







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