Antes de que el instinto lo lleve a pensar cosa diversa a lo que busco expresar o asuma intenciones que no pretendo, déjeme transcribir el significado de la palabra terror, de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española. Terror: Miedo muy intenso, persona o cosa que produce terror.

Es así, y como verá a lo largo del texto, que su uso es apropiado.

Últimamente los procedimientos penales han cobrado una inusitada relevancia en el estado y no me venga con que revisten beneficio social alguno, porque estos solo son importantes a las partes, y siendo honestos, a veces ni a ellas, porque si el justiciable es un cabrón que resulta una carga para su familia o no tiene esta, poco o nada le interesa estar en libertad; en el penal hace sus tres comidas, y en el caso de los ofendidos, a veces dejan el proceso porque valoran más el tiempo que el daño o simplemente no hay ofendidos.

Pero retomemos el punto del porqué aseguro categóricamente que la forma de comunicar es de terror. Resulta que la difusión de procesos desconocidos para el vulgo solo genera el morbo de este, que en la evolución del relato invariablemente producirá juicio de masas regularmente distinto al que pudiera ser emitido por las instituciones apegado a derecho.

Explico y aterrizo el concepto de manera más pedestre y ejemplificada: En días pasados, la Fiscalía del Estado tuvo a bien difundir el proceso que se sigue en contra de una dentista, por la posible comisión del delito de homicidio culposo, misma que en un principio fue detenida en cumplimiento de la orden de aprehensión girada en su contra, para luego ser puesta en libertad por la naturaleza del delito y debido a que no resultó necesario imponer la medida de prisión preventiva.

¡Eso lo sé yo y quizá usted porque es muy ducho! Pero el vulgo, ese que es mayoría, ni lo sabe ni lo entiende y tampoco le interesa conocerlo, pues ya lo leyó y la laxitud de la información vertida sazonada con las declaraciones que sentencian de la presidenta del Poder Judicial del Estado, Mariela Ponce Villa, fueron el catalizador perfecto de las pulsiones de venganza que encendieron la hoguera virtual para llevar al linchamiento público sin previo juicio a una profesionista que tuvo la mala suerte de que un menor perdiera la vida en su consultorio; y suscribo suerte, porque hasta el momento no existe nada que permita asegurar la causa y, mucho menos, la intencionalidad de la médica.

Es probable que el fin perseguido por la fiscalía sea únicamente informar y que la presidenta del tribunal busque “socializar” el Código Penal a través de la difusión de las posibles penas. Sin embargo, lo que ambas autoridades nomás no advierten es que no están hablándole a doctos en la materia. ¡Le están hablando al vulgo! Y ese no sabe de justicia ni de leyes, solo de venganza disfrazada de “sed de justicia”, por lo que da por sentado a través de una “falacia ad verecundiam” que si la presidenta del tribunal ya dijo que la dentista tendrá una pena de 7 a 10 años, esta va a echar cana por ese tiempo y que cualquier otro resultado que no sea prisión de la profesionista, será duramente cuestionado bajo el argumento perfecto contra la autoridad: “Corrupción y transas”, dejando a las instituciones mal paradas y traspasando el tema jurídico.

Porque aunque usted no lo crea, un alto porcentaje de la población del estado que tiene acceso a medios de comunicación, no tiene ni pinche idea de división de poderes y culpará a su villano favorito: “el Ejecutivo del estado”. Pero sobre todo y no menos importante, el desarrollo del relato habrá dejado a una profesionista que seguramente no despertó con la intención de matar a un chamaco, con la etiqueta social de asesina y prófuga.

De verdad que no exagero, lo que escribo lo hago con plena conciencia y conocimiento del comportamiento gregario y los vicios sociales. Por ello digo que es terrorífico cómo se comunica; y lo peor es que aunque ambas instituciones ya se han llevado tremendos soplamocos que repercuten en temas políticos como el del mesero que terminó acusando al gobernador en el Senado, siguen bajo esa lógica absurda de brindar un tétrico espectáculo criminal que ni siquiera es satisfactorio al morbo colectivo.

Aún se está muy a tiempo de corregir la mal denominada “política criminal”. Viene año electoral, y esos errores, al tiempo pesan.

Hablando de futuros y acomodos

“Muchos me han preguntado” (nótese el cliché post moderno más usado por los vendehumos) por qué sostengo que el PVEM será el que encabece la alianza en el estado en caso de concretarse.

Pues bien, le explico. Aunque el infumable y fantasmal senador Herrera sostenga como dogma de fe que tener el Comité Directivo Estatal de su partido le otorga “cierta ventaja” para mantenerse en la ubre de la Cámara Alta, de la que reniega por su prurito académico, y a su vez, este le sea útil para mantener la hegemonía de grupo con la ilusión de hacerse de las candidaturas que otrora les han sido negadas por agrestes e iracundos, la realidad es que con, sin o a pesar de los gruñidos de la tribu local, la decisión sobre el futuro del partido y las candidaturas en la entidad será tomada en la CdMx por el Comité Ejecutivo Nacional, obedeciendo a la frialdad de los números.

Sí, ya sé que para los naturales circunscritos, la estadística no es algo que se les dé, debido a que es más cómodo creer los alegatos que se vierten frente a una taza de café aguado en sus tertulias perennes, en las que las posibilidades de éxito se reducen a alegatos subjetivos, hombres de paja y ad hominen , pero ese no es el tema.

La hipótesis de quien encabezará la alianza se funda en la premisa de la rentabilidad política. Si no sabe a qué me refiero, le explico. Todos los partidos políticos serios o que se precien de serlo, construyen un mapa electoral en el que clasifican cada entidad federativa como rentable, poco rentable o nada rentable, el nombre es lo de menos, la cosa es que clasifican dónde pueden ganar y dónde de plano no les alcanza.

En ese orden de ideas, Querétaro para Morena resulta nada rentable –y antes de que se encabrone y busque cómo desprestigiar el argumento, eche un ojo a las posiciones de voto directo que ostentan¬–; entonces, la cuasi nula rentabilidad de la entidad la pone de manera natural en la mesa de negociación, además de que a diferencia de otros estados en donde el partido del presidente no necesita de nada ni nadie para estar en la pelea electoral, aquí el 4% histórico reportado por el Verde en los últimos procesos electorales hace a la alianza medianamente competitiva, y en algunas elecciones, hasta en la posibilidad de un empate técnico.

Como verá, el planteamiento tiene lógica y encuentra fundamento en el rigor estadístico, pero por si esto fuera poco, se suman aspectos subjetivos que lo robustecen, como las eternas guerras intestinas; por lo que ceder al Verde serviría como medio de descompresión y matarían dos pájaros o más de un solo tiro.

“Morena es fuerza bruta”, le urgen sesos.

Felifer “irredento”

En el Partido Acción Nacional, todos los suspirantes parecen haber encontrado acomodo y estar conformes con el papel que les tocará jugar, a excepción del diputado federal, Felipe Fernando Macías Olvera, quien bajó la instrucción a sus simpatizantes de redoblar esfuerzos y no quita el dedo del renglón para hacerse de la candidatura al Centro Cívico, basando su apuesta en la divina intercesión fosfórica ante Marko Cortés.

A Felifer no le queda otra más que subir la apuesta ante la inminente extinción de su grupo de pertenencia y la ausencia obligada de su figura totémica. Sin embargo, debe ser muy mesurado y calcular perfectamente hasta dónde “estira la liga”, no vaya a ser que la reviente y se quede con un palmo de narices.

“Hay que tener paciencia, verbal continencia, presencia o ausencia según conveniencia”.

Lenguas viperinas

De veras que son reteobvios, se oyó decir en el conocido “paso del gato”, luego de que en cierta columna alabaron a conocidos personajes vinculados con un asesor de seguridad, derivado de la intrascendente pifia de la página de Facebook de la CEA.

“Una vez alacrán, siempre alacrán”.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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