Se espera que esta semana salga humo blanco del PAN y se den a conocer los pormenores para la elección de su nuevo dirigente. El Partido Acción Nacional se enfila hacia un proceso interno para renovar la dirigencia nacional, y seguramente que prevén turbulencia.

Hasta ahora hay muchos tiradores visibles a la presidencia del blanquiazul: el actual presidente, Marko Cortés, quien buscará la reelección; el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez; la diputada Adriana Dávila, de Tlaxcala; el exdiputado Gerardo Priego; Miguel Márquez, de Guanajuato, entre otros.

Pero la realidad es que al interior del PAN diversos liderazgos buscan consensuar una propuesta alternativa al grupo que detenta la dirigencia nacional, contra Marko Cortés, que es regenteado por Ricardo Anaya y Mauricio Vila.

Nada tersa va a ser la competencia, principalmente para Pancho Domínguez y Marko Cortés, que una semana sí y otra también se mandan mensajes en los medios de comunicación.

Aunque, aparentemente, nos dicen que hasta ahora Marko Cortés tiene la reelección prácticamente asegurada, pues varios de los liderazgos más fuertes del partido lo respaldan. Entre ellos Mauricio Vila, gobernador de Yucatán; Maru Campos, gobernadora electa de Chihuahua, y Enrique Vargas, presidente de todos los alcaldes panistas del país, por mencionar algunos.

Se sabe que en noviembre termina el actual periodo de Cortés, y aunque los panistas que lo apoyan han esparcido la idea de que todo apunta a que mantendrá las riendas del PAN, no hay nada más incierto que eso.

En el otro grupo, donde se encuentra Pancho Domínguez, no están mancos y la van a pelear, y fuerte. Porque la realidad es que un fuerte grupo de militantes, entre ellos muchos exgobernadores panistas, buscan la coincidencia por la renovación en otro horizonte; buscan un nombre que una, y hay varios, entre ellos el de Pancho Domínguez, gobernador de Querétaro.

Por eso el CEN del PAN llama a los panistas a ponerse a trabajar desde ya con miras a los comicios del año próximo, y con ese argumento están buscando acortar los tiempos para elegir a su nuevo dirigente nacional con una consulta a la militancia que se llevaría a cabo en septiembre y no en octubre como se tenía programada hasta hace unos días, por lo que el tema puede concretarse esta semana a fin de emitir la convocatoria.

Adelantar los tiempos de renovación es una facultad que tiene el CEN panista, ya que sus estatutos solo establecen que debe llevarse a cabo en el segundo semestre del año en que celebran elecciones federales.

Lo que es claro es que la estructura que tiene el control del padrón, entiéndase Marko Cortés, lleva ventaja para reelegirse, aunque antes tendrá que medirse contra el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, si decide a competir.

Pancho sigue evaluando si se apunta o no por la dirigencia nacional, aunque admite que, así como algunos correligionarios lo están buscando a él, “yo estoy buscando a otros panistas connotados y estoy haciendo un análisis para decidir si la busco o no”.

Pero Pancho tiene claro qué hacer si llega a ser dirigente nacional del albiazul: Trabajar para fortalecer y consolidar al partido, para hacerlo crecer y convertirlo en una auténtica opción política, para consolidar al PAN como una alternativa inteligente, de ideas, de proyectos y propuestas viables, serias y realizables, capaz de ganar elecciones y regresar al gobierno en todos los órdenes.

Como lo ha hecho en Querétaro.

Pancho tiene varios frentes abiertos, con Mauricio Vila y con el mismísimo Ricardo Anaya, que buscarán no la dirigencia, sino imponer a un incondicional que les garantice la candidatura a la Presidencia de la República en 2024.

Pancho tiene a su favor que decenas de panistas este fin de semana ya suscribieron un manifiesto –que casi es la declaración que el mandatario queretano realizó para dar a conocer sus intenciones de ser dirigente nacional– en el que se expone que “los resultados de la última elección, salvo excepciones, no fueron los esperados”.

Igual que Pancho, también se cuestiona la alianza con el PRD y el PRI, por carecer de “consenso suficiente” y por haber arropado a “impresentables”.

El manifiesto incluye varias exigencias, como la de hacer una auditoría al padrón de Acción Nacional –que casualmente controla Marko Cortés– puntual, satisfactoria y confiable.

Demandan que la decisión sobre quién debe ocupar la coordinación en la Cámara de Diputados se tome con base en una consulta entre los integrantes de la bancada y los órganos colegiados partidistas, en un intento de quitarle a Marko Cortés, pero realmente es para limitar a Ricardo Anaya y Mauricio Vila.

Casualmente, el pronunciamiento de contraste respecto al mensaje de la dirigencia actual aparece en la víspera que se den a conocer las bases de la renovación de la dirigencia.

Y es promovido en los medios nacionales, a la vieja usanza, que los dos grupos de panistas que pelean la dirigencia se mandan mensajes en los periódicos.

Hay que destacar que el cúmulo de signatarios de carta o manifiesto no es en forma alguna despreciable.

La inclusión de personajes tales como Carlos Medina, Alberto Cárdenas, Fernando Canales Clariond, Francisco Ramírez Acuña, Patricio Patrón, José G. Osuna, Marcelo de los Santos, Gerardo Priego y hasta Josefina Vázquez, Salvador Abascal, Juan José Rodríguez Prats o Juan Antonio García Villa, evidencian la profundidad de la división y la gravedad de la confrontación en proceso de gestación.

Obviamente, firma el diputado federal electo y exgobernador de Querétaro, Ignacio Loyola Vera, que como dijimos en otra colaboración, le abre camino a Pancho con los exgobernadores panistas.

Ni tersa ni suave va a ser la competencia por la dirigencia nacional del PAN, pero Francisco Domínguez tiene la piel dura y está curtido, aunque hay que precisar que no es una elección local; se enfrenta a rivales fuertes, a una elección nacional en la que parece que Ricardo Anaya tiene más experiencia, a pesar de su juventud. Pero si Pancho la gana, para qué le cuento.

Palacio Nacional en la mira.

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