Ante la frustración de no poder dominar, controlar y manipular a los ministros de la SCJN, el Presidente de la República vuelve a fustigarlos con calumnias, calificándolos de cínicos y corruptos.

Inconcebible la conducta delincuencial del presidente, eminentemente antidemocrática del buleador y calumniador, sobe todo por tratarse de su homóloga en cuanto a la titular del Poder Judicial. Sobrios y flemáticos, los ministros guardan prudente silencio a pesar de los injustificados y desmedidos ataques del titular del Poder Ejecutivo Federal.

Mucho desagradó a López Obrador la reunión del personal del Poder Judicial Federal, en la que la presidenta de la SCJN dejó en claro el daño que pretenden causar a la impartición de justicia tanto legisladores morenistas como el mismo presidente, al pretender cercenar, con “machete”, el presupuesto de egresos del Poder Judicial para el ejercicio fiscal de 2024. Además de no querer aprobar el 4% de incremento que solicitan, lo que justifican plenamente en el proyecto de egresos, quieren rebajar, una vez más, el presupuesto para la impartición de justicia. Molesta e incomoda a López Obrador la autonomía e independencia del Poder Judicial.

Mal argumenta el presidente desde la tribuna majadera, haciendo uso de mentiras. Infundios como el que cada uno de los 11 ministros tiene 50 abogados a su disposición. Aberrante mentira. ¿550 abogados? Más el personal administrativo de apoyo, espetó el mitómano profesional en su conferencia de denuestos.

Nadie en su sano juicio puede creer las mentiras de López Obrador. Además de ser falsa su afirmación, no presenta prueba alguna para acreditar como verdaderas sus léperas descalificaciones en agravio de los impartidores de justicia.

AMLO busca derruir la confianza y credibilidad en el Poder Judicial, haciendo labor de zapa para tirar los cimientos de la única institución gubernamental confiable: el Poder Judicial.

La ministra presidenta respalda el proyecto de presupuesto de egresos del TEPJF, bajo el claro y certero argumento del incremento de trabajo que tendrán durante el proceso electoral que inicia el 3 de septiembre. Como así sucede con el INE. AMLO quiere que trabajen sobre las rodillas y echen por la borda la confianza y certeza en las resoluciones judiciales en materia electoral, que garantizan el tránsito por la democracia al expedir, entre otros documentos, la constancia de mayoría que el mismo López Obrador recibió del presidente de la Sala Superior del TEPJF. ¿Entonces? Ceremonia memorable en la que López Obrador ofreció no intromisión y respeto a todas las instituciones públicas; promesa incumplida como tantas otras. No se cansa en denostar a organismos autónomos y al personal del Poder Judicial Federal.

Leamos algunos de los vituperios lanzados desde la Presidencia de la República a los ministros: “Yo creo que es un abuso; claro, están tan cínicos que aunque les quiten o les reduzcan el presupuesto para estos excesos, se van a amparar ellos mismos”. Vaya manera de conducir las relaciones institucionales entre poderes públicos. El soez, lépero, agresivo e inculto presidente, denostando a los impartidores de justicia. Socava el prestigio de los jurisconsultos para estar sobre ellos “popularmente”.

Agregaría más insultos. Según AMLO: “Mantienen la violación porque siguen ganando más que él, además de que cuentan con diversas prestaciones, entre ellas seguro de separación personalizada”. Cuento deslavado de tanto ensuciarlo. El presidente es quien no ha querido transparentar la cantidad total de sus ingresos, sería la base para tasar lo relativo a los ministros. Quien no ha cumplido con esa orden judicial es el mismo presidente y su bancada. Mantienen en la opacidad el monto total de ingresos de López. Ahí radica el odio y la molestia de AMLO en contra de los ministros; le desnudan sus trampas mediante juicios y sentencias.

Y siguió con sus vituperios. También expresó: “Pero tienen de todo, tienen viáticos, tienen seguro médico privado, caja de ahorro especial; ese, cuando termine, se llevan nada más por la caja de ahorro especial, con cargo al presupuesto, se debe de llevar como 8 o 10 millones de pesos adicionales, como finiquito, como liquidación de la caja de ahorro” ¡Más calumnias y difamaciones! La caja de ahorro, integrada en la mayoría de las dependencias, se compone con los ahorros del mismo trabajador o empleado, al descontarles de su salario. ¿No tienen derecho a ahorrar y llevarse sus ahorros cuando dejan de trabajar? Por supuesto que sí. ¿Por qué el ardor de López Obrador?

La tergiversación y mala fe en la manipulación de la información, especialidad del presidente.

El agresor continuó con su monólogo: “No van a aceptar, ya hasta les puedo adelantar que si en el Congreso les reducen el presupuesto, se van a amparar y no van a obedecer y van a violar la Constitución y van a tener el apoyo de los conservadores y de la mayoría de los medios de manipulación”. Barbarie de lengua viperina de un pseudo jefe de Estado.

Y dale con su reforma al Poder Judicial. Eslogan de campaña pretender reformar algo que nunca ha precisado. ¿Dónde está la iniciativa que tanto anuncia? No la tiene.

Discurso de odio y desprestigio. Así que volvió a la cargada: “Esos excesos, con la cual la gente elige a ministros por voto directo y la cual debe darse si continúa gobernando Morena; “si continúa la transformación, tiene que renovarse el Poder Judicial, porque no puede ser posible que le están dando libertad a presuntos delincuentes”. Delito electoral incuestionable de López Obrador, al llamar a votar por su partido.

Risibles sus intentos de razonamiento. Incuestionablemente se trata de su campaña electorera, politiquera, en favor de su partido y su movimiento, abusando y utilizando recursos públicos e instrumentos del poder público. Además de mentiroso, vil delincuente el presidente.

Con este sujeto abusivo, mafioso, cínico, tramposo, mentiroso y delincuente, los mexicanos enfrentaremos el inseguro, peligroso y riesgoso camino de la democracia del proceso electoral que irremediable e irresponsablemente conduce el mismísimo Presidente de la República.

¡Una vergüenza de Presidente!

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