El presidente Andrés López Obrador se ha distinguido por ser el “chismoso de Palacio Nacional”. Durante sus casi 5 años de gobierno solo ha atinado a estar acusando a sus enemigos políticos, mientras que protege a los delincuentes, por quienes aboga y exige que les guarden respeto por ser personas.

Literalmente, el “chisme” es la pasión del presidente de la República. Política pública del gobierno de la 4T.

Así acusó a Xóchitl Gálvez, por medio de documentos que, dijo, le entregaron ciudadanos. Negando por supuesto que se los hayan entregado oficialmente Hacienda o la Unidad de Inteligencia Financiera. Así es como desahoga sus frustraciones. La senadora tuvo que acusarlo por hacer uso de documentos oficiales que, aquellos que por su propia naturaleza, están protegidos por la Constitución al tratarse datos personales.

Acusó a los expresidentes de la República, a quienes iba a “procesar” por los abusos cometidos durante aquellas administraciones. Utilizó recursos públicos para una consulta pública que resultó un verdadero fracaso. Se gastaron varios cientos de millones de pesos para una acusación inviable. Literalmente exoneró a los expresidentes, no tuvo herramientas para inculparlos, “el pueblo” no lo apoyó.

Acusó y mandó encarcelar a Rosario Robles, por aquel asunto que fuera calificado como la “estafa maestra”. Otra fracasada acusación. Después de tres años de encierro, la exdirigente del PRD y exsecretaria de Estado en el sexenio de Enrique Peña, fue absuelta. Los “chismes” de AMLO, inviables. Se impuso la verdad y la justicia.

Acusó corrupción en la construcción del frustrado aeropuerto de Texcoco y no hubo un solo inculpado por la vía penal. La trasnochada acusación quedó en “chisme”, nunca prosperó. Es más, los constructores de aquella obra han trabajado y trabajan para el gobierno de AMLO. ¿Qué empresarios? Baste señalar a Carlos Slim. Empresario consentido de la 4T. El “chisme fraguado desde la misma Presidencia de la República” tampoco fraguó.

No se ha cansado de acusar al expresidente Felipe Calderón, solo “chismes”. Ninguna acusación formal. Después de varios años detienen a una de las personas involucradas en la construcción del monumento llamado “Estela de Luz”, cuyo costo de construcción fue exorbitante. ¡Ah!, pero AMLO se justifica con que la acusación viene desde el sexenio de Enrique Peña, él no lo acusó. López Obrador demuestra total incapacidad para enfrentar alguna acusación formal, aunque acusa a cual más de lo inimaginable; solo “chismes” en contra de sus enemigos.

También embiste constantemente en contra de los impartidores de justicia, los acusa de todo, nada sustentado, solo “chismes”. Que si están involucrados los jueces y demás personal del Poder Judicial Federal con la delincuencia y dejan en libertad a quienes el mismo presidente consiente con abrazos.

La “tribuna del chisme”, en eso se convirtieron las “mañaneras”, mensajes machacones en contra de sus adversarios, más bien clasificados como sus enemigos.

Mientras que el gobierno de la 4T, por medio del mismo “chismoso” presidente, se empeña en cubrir sus corruptelas, echar tierra de por medio a las montañas de corrupción que han aparecido por doquier. ¿Los 15 mil millones desaparecidos de Segalmex? Por ningún lado son recuperados, mientras que el titular de esa entidad gubernamental trabaja codo a codo con el presidente. ¿Los 6 mil millones robados o mal utilizados por parte del personal de la Secretaría del Bienestar? Ya fueron denunciados los abusos por una diputada federal morenista. ¿Los excesivos costos de las obras insignes de AMLO? La corrupción a flor de piel. El presidente entretiene con “chismes”, como parte de su plataforma de gobierno.

¿Y los 40 migrantes quemados por culpa de la pésima administración del INM? El director general continúa trabajando sin problemas y el militar encubierto. En estos casos no hay “chismes”, solo protección delincuencial. Corresponsables de las irresponsables muertes, dos de las “corcholatas”, Adán López y Marcelo Ebrard, libres de toda culpa. Ellos en campaña y en espera del boleto de reintegro.

¿Los muertos por los actos de negligencia culpable en el Metro en la Ciudad de México? No hay responsable alguno de funcionarios de la 4T. Todos son exculpados. Desde la exdirectora del Metro, como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el mismo Marcelo Ebrard y Mario Delgado. Tampoco prosperan los “chismes” en contra de los funcionarios de la 4T; en estos casos impera la protección, el contubernio y se solapa la negligencia responsable.

El último “chisme” de la semana. Este día viernes, el presidente volvió a la carga en contra de la presidenta de la SCJN, ministra Norma Piña. La acusa de haber contratado a un empleado de Genaro García Luna y denuncia para que sea investigado el funcionario del Poder Judicial; argumentó que empleados de la SCJN le transmitieron la queja. ¿Qué? Más “chismes”. ¿Pruebas de algún delito y presunta responsabilidad? Ninguna. Simplemente porque Genaro trabajó como secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón. ¿La intención del presidente? Desprestigiar la imagen de la ministra presidenta, en contra de quien emprendió una “guerra sorda” para doblegarla. El “chisme” ya lo había sacado a la luz pública en otras “mañaneras”. Como no ha prosperado, vuelve a entretenerse con lo mismo; dijo AMLO: “me dijeron empleados”. Mientras el país se desangra por la ausencia de un sistema de seguridad pública que garantice la paz y millones de mexicanos sufren por falta de medicamentos. Existe una total falta de liderazgo por parte del Presidencia de la República.

Es más productivo mediática y políticamente entretener a todos con “chismes presidenciales”, aunque no prosperen. Entretienen y mantiene ocupado a todo México con sus ocurrencias y “chismes”.

A todo esto, ¿qué es un “chisme”? El chisme se basa en un comentario o noticia que circula entre la gente, generalmente de carácter negativo; aquello que versa generalmente de poca importancia.

En eso se ha entretenido durante casi 5 largos años el presidente López Obrador, en generar “chismes”. En lugar de ponerse a trabajar y resolver los grandes problemas que ha causado y otros tantos que heredó.

Inútil e incompetente para gobernar. AMLO, una total desilusión entre millones de mexicanos que cifraron en él las esperanzas del anhelado cambio como promesa de campaña.

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