La señora Piedra, titular de la CNDH desde 2019, durante su intervención frente a los legisladores federales propuso la desaparición del organismo autónomo, después de haber cobrado 7 millones de pesos (aproximadamente) durante su encargo. Insistió en la desaparición, dado que se trata de un organismo neoliberal, dijo la anodina e insulsa.
La militante morenista, de profesión psicóloga, a casi 5 años de distancia alegó frente a los legisladores que la institución carece de facultades ejecutivas, vamos, que no puede sancionar y solo emite recomendaciones. Obvio. ¿Se imagina a la psicóloga emitiendo penas sancionatorias? ¡Un tribunal especial prohibido por la Constitución!
De su “brillante cabecita color naranja” lanzó la propuesta de cambiarle el nombre por el de la “Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo”. Para estar acorde con el populismo presidencial: “el pueblo”. Cualquier arbitrariedad de los morenistas es calificado con el nombre y en nombre del vapuleado “pueblo”.
La señora exlegisladora de Morena sigue sin entender el trascendente papel social que le corresponde a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que consiste precisamente en la defensa de los derechos humanos, de frente a las autoridades abusivas; investida, fundamentalmente de “autoridad moral”, autoridad de la cual carece la psicóloga, quien cree se encuentra en el papel de activista política de su partido.
La señora quiere adoptar el papel de jueza e imponer sanciones. ¡Vaya estúpida ignorancia!
La señora Piedra, a pesar de la cauda de violaciones cometidas a los derechos humanos en contra de la sociedad mexicana, sea en lo individual o en lo colectivo, no ha sido capaz de emitir una recomendación en contra del gobierno de la transformación; ha sido omisa. Tapadera de las crueles violaciones. ¿Ejemplos?
La falta de medicamentos para niños con cáncer; la extinción de las guarderías para madres y padres solteros; la desaparición del Seguro Popular en perjuicio de 50 millones de mexicanos; la extraña extinción del Insabi y desaparición de miles de millones de pesos; los muertos de Tlahuelilpan; los muertos del la Línea Dorada; la escandalosa escasez de medicinas en las instituciones de salud; la violación de los derechos humanos a las madres buscadoras; la política pública criminal de abrazos a los delincuentes; el destrozo de la selva en el sur de México para la construcción de una vía de ferrocarril; la destrucción de los manglares en Tabasco para la construcción de la refinería de Dos Bocas; la violación de los derechos de miles de migrantes, secuestros y asesinatos de muchos de ellos, incluso la muerte de aquellos quemados en oficinas de gobierno federal; más de 40 mil desaparecidos y el gobierno los vuelve a desaparecer; desapariciones forzadas; militarización del país; ataque a periodistas y defensores de los derechos humanos; etcétera.
Sigue frustrada la señora Piedra por la desaparición de su hermano Jesús en tiempos en que formó parte de la guerrilla en los años 70, en el grupo denominado “Liga Comunista 23 de Septiembre”; así como por la tortura de que fuera objeto su padre por haber ocultado a guerrilleros. Fundamento del resentimiento de la señora Piedra hacia los gobiernos calificados despectivamente como neoliberales.
Doña Piedra no ha osado molestar al presidente de la República y a su gobierno. AMLO, aliado, protector, amigo y compañero de partido; la protectora de los “derechos humanos” no ha emitido ninguna recomendación que afecte la política destructiva de su mentor, ha protegido descaradamente al transgresor de los derechos humanos, el gobierno cuatroteísta: lo ha solapado.
No en balde, el pasado 25 de este mes, 116 países reprobaron al gobierno de López Obrador en materia de derechos humanos. A la par, la cínica y falta de autoridad moral de Rosario Piedra Ibarra, pide la desaparición de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Doña Piedra, vapuleada y reprobada por 116 países por no proteger los derechos humanos de los mexicanos. En Ginebra, Suiza, lugar en el que se desarrolló el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ahí fue evidenciado el mal gobierno de los “pobres”. México, literalmente, reprobado en derechos humanos.
Las principales observaciones que reprueban a México en la defensa de los derechos humanos fueron las siguientes: desapariciones forzadas; violencia contra las mujeres; violencia contra defensores de derechos humanos y periodistas (más de 57 asesinados en este gobierno); la constante impunidad; ataques a la libertad de expresión, entre otras.
Bajo esta terrible perspectiva nacional y mundial, la señora Rosario Piedra se atreve a proponer la desaparición de la CNDH. Vaya, pues, el colmo de la ignorancia, mala fe y sumisión de la incompetente presidenta.
Y al final de los estertores de muerte del sexenio de AMLO, las cosas amenazan con ponerse peor.
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Ene 24
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