[Tras la Verdad] El privilegio de la demagogia: la mentira

Desde el púlpito “amlosiano”, después de que la presidenta de la Barra de Abogados de los Estados Unidos de Norteamérica, Deborah Denix-Ross, enviara una carta al presidente por medio de la cual le pide que “calme sus ánimos y deje de hostigar al Poder Judicial”, López volvió a la carga. En lugar de calmarse, siguió la andanada de descalificaciones en agravio de ministros, magistrados y jueces, a quienes no baja de corruptos.

Sin oposición ni derecho de réplica alguna, AMLO acusa sin prueba alguna; azuza a sus huestes para que normen el mismo criterio y se lancen en contra de los impartidores de justicia. Simplemente descalifica, desacredita, acción verbal mediática presidencial para desprestigiar a sus oponentes.

Aseguró que “están completamente descarados”, para lo cual persiste en su reforma judicial para que sus integrantes sean electos por los ciudadanos y para que se combata la corrupción en todos los organismos de impartición de justicia.

Y todo porque, según el malandrín presidente, “están bloqueando todas las iniciativas de cambio y apoyando a la delincuencia organizada y a la delincuencia de cuello blanco. Como que se quitaron la máscara y enseñan el cobre”.

Así de soez y cobardes las acusaciones desde Palacio Nacional. Insisto, no aporta prueba alguna. ¿Están bloqueando las iniciativas de cambio? ¿Cuáles? Las reformas que ha declarado inconstitucionales la SCJN, simplemente obedecen a eso, actos fuera de la Constitución que no respeta el Presidente y los ministros lo ponen en su justo lugar: en la inconstitucionalidad. El arbitrario criterio de AMLO debe prevalecer, de lo contrario impiden reformas de cambio.

¿Que las autoridades judiciales apoyan a la delincuencia organizada? ¡No! Quien respalda a los delincuentes es el mismo presidente con su política pública de “abrazos a los delincuentes”. Esos sí son actos de respaldo. Cuando cometen delitos, el presidente dice que acusará a los delincuentes con sus “mamás”. Aberrante actitud del titular del Poder Ejecutivo, quien está obligado a cumplir y hacer cumplir la ley. Pero no, es más sencillo culpar a las autoridades judiciales. Desde los EU se afirma que la mayor parte del territorio nacional ha sido cooptado por la delincuencia organizada; eso sí es apoyo a los criminales. AMLO desvía la atención y culpa a las autoridades judiciales cuando él es el copartícipe y coadyuvante de los delincuentes. ¿Acaso no prometió ayudar al “Chapo Guzmán” para que regrese a México y le den mejor trato que en los EU? Esa sí es ayuda abierta y manifiesta del presidente a los delincuentes.

AMLO insiste en que todas las autoridades judiciales deben ser electas para que le deban al pueblo su cargo. Y dale con el pueblo, palabra desnaturalizada, sacada de contexto y desgastada en boca del presidente López. En voz de presidente, pueblo tiene otro significado diferente, solo es un garlito para ganarse la confianza de los ignorantes del Derecho, que son la enorme mayoría de sus seguidores, esos que quisieran gobernar a mano alzada, sentenciar a mano alzada, culpar a mano alzada; que decida la muchedumbre. Y estos, felices. Se llama gobierno del caos, eso es lo que busca López Obrador, más ahora que su poder presidencial va ir disminuyendo, menguando. Por eso inyecta necedades a sus discursos. Para él ya no habrá sistema de salud como el de Dinamarca, mucho menos disminuirá el índice delictivo. No, hay que entretener “al pueblo” con imprudencias esquizofrénicas para seguir ilusionando el pueblo y encontrar enemigos del “pueblo” para combatirlos. Política pública destructiva.

Dentro de sus obsesiones que no lo dejan dormir ni gobernar, dijo que “los eligen o los nombran grupos de intereses creados, económicos o partidistas”. El mismo López cae en sus propias lagunas mentales, olvida que él ha “nombrado” a ministros y propuesto a otros tantos funcionarios judiciales. ¿A qué intereses creados pertenece el presidente López Obrador? Cae en francas contradicciones, pero dueño del micrófono, puede decir cuanta sandez se le viene a la “mente”.

Insistió en que hay mucha corrupción en jueces, magistrados y ministros. ¿Pruebas presidente? Ninguna que respalde sus necedades. Quiere someter al Poder Judicial, esa es su verdadera pretensión. Cuando presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, lo controló, no se quejaba el presidente. Ahora que no ha podido someter a la presidenta Norma Piña, resulta que todos están mal, por eso quiere cambiar a todos los del Poder Judicial. De pronto son corruptos y no los apoya. Resulta claro que el corrupto es el mismo presidente de la República, Andrés López Obrador, demostrado está con sus acciones fuera del marco constitucional y demás leyes y ¡no me salgan con que la ley es la ley! Frase lapidaria que quedará como monumento a sus abusos.

Lo dicho, López Obrador terminó por llamar al “pueblo” a denunciar a los servidores del Poder Judicial. ¡Actos de linchamiento mediática! Dijo, para actuar de manera legal por las acciones de los impartidores de justicia que van en contra del pueblo. Insiste en que deben ser electos por ese “pueblo” informe, la masa social sin nombre, usada y abusada hasta el cansancio por los demagogos como López Obrador.

El Presidente insiste en que lo mejor es que el pueblo elija a los jueces, a las autoridades dedicadas a impartir justicia y pasar a la democracia participativa. El Poder Judicial no participa de los procesos electorales, manipulables hoy en día hasta el hartazgo. ¿Se imagina a la delincuencia eligiendo a los impartidores de justicia? Eso es lo que quiere López. Luego sus “gracejadas democráticas”: “en la democracia el pueblo manda, el pueblo pone y quita y hay que mandar obedeciendo al pueblo”. ¿Que el “pueblo” haya hecho semejante demanda? No. Son inventos del demagogo, privilegia la manipulación por medio de la mentira.

¿Democracia participativa? López quiere una democracia a modo, que se acomode a sus intereses de controlar a los tres poderes públicos.

Hasta hoy no ha podido manipular al Poder Judicial, y vaya que lo ha presionado de mil maneras, envía personeros a litigar y a presionar a jueces para que sentencien a favor de la 4T; unas veces ganan, otras pierden. AMLO, sin embargo, quiere todo. A más de alguna autoridad han denunciado por corrupción, como lo hizo el gobernador de Veracruz, siguiendo el ejemplo de López Obrador.

Se quedará con las ganas, no tiene los votos en ninguna de las cámaras para deformar la Constitución. Otra de sus tramposas acciones para su campaña de 2024. En cualquier momento propondrá su reelección, la cual perdió con su plebiscito donde pidió que lo ratificaran.







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