El “hubiera” solo existe como verbo, no en la vida de la diaria práctica, es inexistente. Por eso los morenistas suelen usar mucho el verbo “hubiera”, principalmente el presidente López Obrador.

Es así como emulando a su mentor, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta Mier, se suma al uso irresponsable del verbo “hubiera”. En conferencia, dijo: “Neoliberales ya hubieran convocado a golpe de Estado de no existir programas de AMLO”. Defiende la política económica y social del presidente López Obrador, aseguró que “sin la actual estabilidad del peso, el freno a las alzas en las gasolinas, pero sobre todo los programas sociales en favor de jóvenes, adultos mayores y el campo, los neoliberales ya “hubieran” convocado a un golpe de Estado”. ¿De dónde tanta perversa imaginación del senador?

¿Sabrá el senador Armenta que el “hubiera” realmente no existe? Si “hubiera” hecho esto o aquello, no “hubiera” sido tan bruto. Pero en realidad hizo lo que no debía, por eso el “hubiera” no aplica, mucho menos en política, y tenemos un presidente de la República sumamente retrógrada, dado que él suele hacer uso y abuso del verbo “hubiera”. Pretérito imperfecto. Pretérito perfecto: haya sido. Son ignorantes y perversos.

El senador continuó con el abuso del pretérito imperfecto en su conferencia de prensa. Aseguró que “si no hubiera el programa de becas, el programa de apoyo al campo, el de apoyo a adultos mayores, ya estaríamos en una revolución, ya estaríamos en un golpe de Estado, los neoliberales ya hubieran convocado a hacerle un golpe de Estado al Presidente de la República”. Habría que reconocer su obnubilada imaginación. ¡El “hubiera” no existe!

Y así continuó el senador con su retahíla de mentiras; agregaría: “Pero la población se ha dado cuenta que el presidente ha hecho un esfuerzo porque el salario ha crecido más en los últimos 30 años, aunque sea insuficiente, pero en esas épocas de crisis económica en los ochenta, el salario se depreció y la inflación creció. Fue la peor temporada de depreciación del poder adquisitivo de la moneda”. El presidente ha vaciado las arcas públicas, eso es una realidad; “ha”, del verbo haber. Armenta ignora que los gobiernos calificados de neoliberales crearon múltiples programas de apoyo a las clases sociales más necesitadas, pero nunca será suficiente. La única manera de generar riqueza en trabajar y trabajar, el “hubiera” es una quimera. Simplemente cambiaron de nombre los programas sociales; por cierto, otros los eliminó el gobierno de la 4T.

Luego resaltó la estabilidad del peso frente al dólar, como si se tratase de un logro del gobierno, cuando que el peso mexicano juega en el mercado de divisas. ¿Cuánto ayudan a la economía mexicana las remesas de los mexicanos en el extranjero? Eso es un triunfo del trabajo de los mexicanos en los EU, no un logro del gobierno federal; esos ingresos superan las ventas petroleras y de gas; de enero a septiembre ingresaron a México casi 50 mil millones de dólares, información proporcionada en noviembre por Banxico. Pemex, sin embargo, apenas ingresó en el primer semestre del año que culmina 19 mil 650 millones de dólares, información de la paraestatal. Y han consumido más de 12 mil millones de dólares en Dos Bocas.

Pero Armenta aseguró que la gasolina “estaría” (otra vez la ficción) en este momento en 30 o 40 pesos el litro, sumado a que todas las importaciones como son granos, semillas, alimentos, pero también de la industria textil o automotriz, tendrían que comprar insumos a un precio mucho más alto con lo que se “tendría” una ola inflacionaria de tres dígitos como en el sexenio de Miguel de la Madrid. Todo en el imaginario del senador, todo fuera de la realidad.

El poblano también reconocería el mentiroso y tendencioso anuncio del presidente López, cuando se refirió en la mañanera sobre la renegociación de la deuda del gobierno federal para que en 2025, la nueva administración pague la mitad de los intereses por la misma. ¿A qué costo fue la renegociación? Nada es gratuito en tratándose de deudas financiadas. Seguramente amplió los plazos del pago de la deuda para bajar el monto de los intereses de la deuda externa, así que se prolongará por más años el pago de la deuda externa. ¿Nunca habrá contratado un crédito el senador Armenta? Rotundo ignorante en materia financiera. Pero si no “hubiera” renegociado, se pagaría más.

Lo que no dice AMLO, mucho menos el servil de Armenta, es que el dinero que no pagará por el servicio de la deuda le servirá para derrocharlo en sus programas clientelares el año y 9 meses que le restan de su gobierno; para hacer campaña con el presupuesto público creado para ello, la publicidad gubernamental, podrá gastar el 0.1%, de 8 billones 299 mil 647.8 millones de pesos. Ahora vemos para qué quiere más dinero AMLO. No es el “hubiera, pretérito imperfecto; en este caso se aplica el verbo “ser”, que implica comprometer.

Ah, qué senador. Todo por quedar bien con su presidente. Mentir es su religión. También dijo: “Es importante dimensionar que tenemos un presidente de la República que con ese humanismo (¿humanismo cuando protege a los delincuentes y desprotege a la población?), (¿humanismo cuando dejó a los mexicanos sin medicinas y a los menores sin medicamentos oncológicos?), sí se traduce en racionalidad en el ejercicio del gasto, porque si no en este momento “estaríamos” (haciéndole al futurólogo frustrado) con una inflación de tres dígitos, “habría” una escasez de productos y una pérdida del poder adquisitivo”.

Si “hubiera” ganado la oposición la Presidencia de la República, “estaríamos” mejor. Es exactamente el mismo razonamiento que utilizó el senador Armenta, argumentos alejados de la realidad; todo por quedar bien con AMLO. El hoy es totalmente diferente, vamos en retroceso. Desde que arribó al gobierno López Obrador, cada vez estamos peor; estábamos mucho mejor en 2018. Hemos ido en retroceso y eso sí es una realidad. El PIB fue a la baja desde 2019 y no se han podido alcanzar los niveles de 2018, cuando AMLO prometió un crecimiento económico superior al 4%, para alcanzar el 6%. Pronto olvidaron los compromisos de campaña, otros siguen siendo una quimera y no cumplirán.

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