La enorme mayoría de aquellos que irán a votar el domingo primero de junio, ya tienen decidida su voluntad, ya saben por quién votarán; por eso los aspirantes a dirigir nuestra nación y a gastar el dinero público harán todo lo posible por impresionar a los indecisos y convencer de que son la mejor opción para México; los seguidores de los aspirantes simplemente aplaudirán sus propuestas a pesar de que muchas no podrán ser cumplidas, solo guardan la esperanza de salir de pobres y que alguien termine con la delincuencia.
Las grandes propuestas de los cuatro candidatos a grandes rasgos son del conocimiento de la mayoría del electorado; como aquella de “mochar” la mano a los funcionarios de la burocracia delincuentes, lo que causó más risa que seriedad de la propuesta. O la de regalar y regalar dinero para becas, salario universal, apoyos a los que no trabajan, a madres solteras, a los de la tercera edad; ofrecimientos del dinero producto de los impuestos que a la enorme mayoría de aquellos que pagan les molesta la manera en que algunos pretenden derrochar el recurso público, algunos lo llaman dinero del pueblo, con lo cual no coincido, es dinero producto del esfuerzo de los que generan riqueza y pagan sus impuestos; sabemos que hay millones que evaden ese pago, salvo el IVA, que no pueden evitarlo. O parte presupuesto conformado por el impuesto al petróleo que se exporta. Esas son las propuestas más sobresalientes.
En lo relativo a la inseguridad, cada quien tiene su “ocurrencia”, desde aquella de, literalmente negociar con los delincuentes para que se porten bien, con la promesa de perdonarlos, invitando al Papa para que participe; o aquella de contratar más policías y cambiar la estrategia de combate al crimen usando nuevas tecnologías, contratando a los mejores; falacias y más falacias; con la publicidad de hacer felices a los niños, como lo dice el candidato que popularizó la frase de ¿A poco no?
Hoy la novedad será la participación de la “sociedad civil” representada por no se sabe quién ni cómo los escogieron; estos harán preguntas a los candidatos que nadie conoce, solo los espontáneos. Claro que cada candidato podrá responder lo que se le venga en gana, total, no hay manera de obligar a aquel que gane la elección, mucho menos cuando la promesa es intangible y subjetiva como tal.
Sin embargo, también será una oportunidad para los “rijosos” y “mentirosos” y saquen los “trapitos sucios” de sus oponentes o se inventen acciones que no existen solo para demeritar a su oponente; como aquella exhibición de un supuesto libro al que hizo referencia uno de los aspirantes, en el que se contienen varias de sus propuestas; resulta que el libro no existe. O lo que otro aspirante acostumbra a decir cuando “mete un gancho al hígado” inventando una mentira y afirma con seguridad que tiene pruebas de ello y resulta falso, como aquello de que, varios empresarios se pudieron de acuerdo con el Presidente y todos desmintieron haberse reunido, mucho menos acordado lo que dijo el aspirante. Pero en el momento dejaron la impresión en el público de ser ciertas semejantes mentiras. Para eso son expertos, al menos dos de ellos que vienen en campaña desde hace varios años, uno de ellos es el “ya sabes quién”; “con el que estaríamos mejor”, pero nadie sabe por qué estaríamos mejor. Así se las gastan nuestros candidatos.
De los cuatros aspirantes, solo uno de ellos es experto en la materia que hoy se ventilará, economía y finanzas; el resto solo hablará “al tanteo”, como aquella propuesta de eliminar la construcción del nuevo aeropuerto, lo que genera el correspondiente atraso del país en la esfera de la aeronáutica y sus correspondientes repercusiones, como el turismo, los viajes de negocios, los transportes aéreos de mercancías, etcétera; y para convencer al electorado se le ocurre decir que el aeropuerto militar se convierta en comercial ¡Por favor!
Vayamos pues a escuchar con atención y cuidado el desarrollo del segundo debate entre los presidenciables. Seguramente extrañaremos la inseguridad y tartamudez que caracterizó a la demócrata de Margarita Zavala Gómez del Campo, quien pretendía gobernarnos con tremenda inseguridad y desconocimiento de la materia. Lo bueno que su apreciable declinación a seguir participando en la contienda, hará más corto el debate y eso ya es ganancia, además de que no seguirá gastando el dinero público. Después hablaremos de las boletas que traerán su imagen, en la que más de alguno ya adelanta problemas, los que por cierto no se darán, simplemente quien sufrague por Zavala, ese voto se anula, eso es todo. Conclusión. No esperamos mucho de este segundo debate.
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