Cuesta mucho trabajo entender las causas y razones por las que Agustín Dorantes Lámbarri, presidente estatal de Acción Nacional, continúa empecinado en construir “candidaturas comunes”.

Ya lo hizo con Querétaro Independiente, sin que las encuestas reflejaran mayor variante; ahora las anuncia con el “zombi amarillo”, el PRD, un partido que en los últimos tres procesos electorales ha sido incapaz de conseguir siquiera el 3 por ciento de la votación efectiva para conservar el registro estatal, y cuya presencia en el estado se reduce al buenazo de su expresidente estatal, Adolfo Camacho, y uno que otro zurdillo trasnochado que no encontró cabida en el radicalismo morenista.

El capital político del PRD ya está probado y nada suma al PAN, y tampoco le resta a Morena. Basta echar un ojo a los resultados de 2018. Sin embargo, lo que es hecho cierto es que cada posición cedida en candidatura común es posición menos para un panista; eso sí resta y cala hasta el tuétano. “Panista que no vota es voto en contra”, al restarse directamente del voto duro azul, voto que en las condiciones que se espera se dé la jornada electoral, valdrá oro; es el voto que saldrá porque es panista o porque le va al PAN, ese que no hace falta movilizar ni convencer, pero que sí se puede desalentar al ver un perredista en una candidatura de su equipo o ver a sus candidatos naturales con un chalequito del sol azteca.

Por otro lado, en política la forma es fondo, y las señales que se están mandado no son buenas. Que el partido puntero sume a la módica chiquillada y lo anuncie su secretario general con “bombo y platillo”, es muestra clara de debilidad, aquí y en la mismísima China imperial.

Pero no me tome muy en serio, quizá soy muy atávico y mi miopía tan crónica, que no me permito entender los procesos postmodernos. Eso sin contar mis malos pensamientos que me llevan a creer que la agenda política del estado parece estar dictada desde Palacio Nacional, para complicar una elección que, en el papel, es la más sencilla para el blanquiazul en todo el territorio nacional.

Nueva migración del triple J

Quizá si usted es un ideologizado de la 4T no recuerde o se niegue a recordar los orígenes del senador suplente, Juan José Jiménez Yáñez; pero eso ya no es tema. El punto es advertirlo de que quien fuera tocado y purificado por la mano del Mesías, dejará el redil y está vez será por siempre, al no verse incluido en ninguna candidatura marrón.

Para eso, ya buscó refugio en los brazos de Pedro Haces Barba para ser ungido como candidato a presidente municipal de la capital por “Gresca México”, dejando en el camino a los suspirantes afines a las dirigencias locales “legítima y espuria” que están más concentradas en la estéril batalla de la intrascendencia.

La llamo así porque ni siquiera hay prerrogativas que pelear, esas ya están bien amacizadas en las oficinas de la CATEM, y “de regreso, ni las cáscaras”. Así que menudo lío espera a los franquiciatarios locales si no conservan el registro; el candidato a gobernador pierde y ya, si logran meter regidores bien gracias, ¿pero ellos?

María Alemán, mal y de malas

Pésimo error de cálculo tuvieron los asesores de la diputada con licencia María Alemán, al impulsarla a denunciar ante el Instituto Electoral de Querétaro la supuesta compra de votos por parte de Luis Bernardo Nava Guerrero.

Menudo portazo en la cara se llevó. Y todo por basar su dicho en un video circulado en redes sociales por una quejica de ideología barata que, por cierto, es también precandidata a la diputación por el primer distrito local de Morena.

¿En serio doña Mari se creyó la compra de votos en 30 mil pesos? Lo entiendo y trato de ser empático (sí, empático, no hepático) con quienes sus impulsos y pasiones les llevan al juicio ramplón; pero en una política de carrera como pretende ser Alemán Muñoz Castillo, es simplemente una pifia intolerable.

Algún día alguien me dijo con toda su “espinocidad”: “Ningún mal matemático puede ser un buen político”. Aquí aplica en toda su extensión. Le explico:

Se necesitarán un promedio de 140 mil votos para ganar la capital; esto pensando en que es una elección intermedia y atípica por el maldito bicho. Pues bien, vamos a imaginar que se van a comprar 40 mil votos (por cierto, si usted sabe de alguien que los compre en 30 mil me avisa; 30 mil pesos bien valen la pena por vender un acto de fe), se necesitarían mil 200 millones de pesos para tales fines. Y antes de que me diga que los pueden sacar del municipio, déjeme decirle que se trata más o menos del 13% del presupuesto total, el cual está fiscalizado.

Sí, ya sé, también me dirá que puede haber un “auditor carnal”. Está bien, se la compro, pero todo el dinero público se bancariza y la UIF lo vigila; simplemente no hay forma, al menos no forma lógica, aunque no limito a nadie de creer en conspiraciones de la mafia del poder o intervenciones alienígenas.

Como verá, la acusación de Mari es absurda de origen. De la autenticidad del video, solo basta decir que es como los videos de fenómenos paranormales, en los que el narrador dirige al espectador para que vea el espectro inexistente. Respecto al supuesto recibo, ¿que no el recibo se lo queda el que da y no al revés?

Lenguas viperinas

Que siempre sí, con un 80% de certeza, aseguran, el candidato a la capital por Morena será Arturo Maximiliano García Pérez; y por ello, están alargando la designación al límite como una estrategia de contención del Comité Ejecutivo Nacional. Aunque mejor, como Santo Tomás, porque en Morena lo único certero es que nada ni nadie está firme.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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