Vaya manera tan “rústica” de hacerse notar por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Mire que mandar clausurar las papeleras solares colocadas por la administración capitalina en el centro histórico.

No sé a usted, pero a mí me resulta un exceso rayando en los límites del absurdo. Y antes de que venga algún greñudo con huaraches de llanta y aroma a pachuli entrelazado con mota a vomitar en mi contra adjetivos prefabricados por un tal Marx, déjeme explicar mi postura.

Entiendo que existe una normatividad en la cual el instituto funda su actuar; pero hay algo llamado cortesía política y comunicación interinstitucional. ¿Acaso no era más fácil mandar un oficio advirtiendo la incompatibilidad de las pinches papeleras a la autoridad municipal? Digo, eso haría alguien bien nacido, un profesional de la administración pública con miras de propiciar el diálogo, en lugar de ordenar la colocación de sendos sellos, como muestra gráfica de la existencia de un instituto anacrónico, cuya única y verdadera función es mantener arcaicos académicos que escudriñarán en la historia ya contada para contarla a su modo, luego de no encontrar cabida en alguna facultad universitaria.

En verdad, no encuentro a nadie que le moleste la optimización de recursos para mantener la ciudad limpia, salvo aquellos, claro, que anteponen sus filias partidistas y rencores personales al beneficio social.

Quizá sea ese el detalle, pues presumo que la titular de una delegación de un instituto de antropología conoce y es consciente de los llamados “acuerdos sociales”, esos que en el caso particular de Querétaro, propician que aunque nada prohíba tirar basura en la calle, la llevemos en la mano hasta encontrar una papelera, y provocan que cuando vamos a otras ciudades seamos vistos como bichos raros por ir cargando el olote por varias cuadras hasta encontrar un bote de basura, o de plano, guardarlo hasta llegar a nuestro destino.

Así que la colocación de más papeleras, de mayor capacidad y tecnología de punta, antes de verse con malos ojos por los habitantes del municipio, es tomada como una acción congruente con el entorno social.

Seguro habrá quien a estas alturas del texto me esté pendejeando bajo el válido argumento de la normatividad; lo acepto, no me lo adjudico, pues retomando el punto del párrafo anterior y profundizando en él, si bien existen normas, estas deben acoplarse a la realidad y no al revés.

En otras palabras, la realidad genera la norma, por lo que la realidad y el acuerdo social están por encima de cualquier procedimiento burocrático; verlo de otra manera es puritanismo zafio y legaloide.

En fin, ojalá y la delegación del INAH sea un organismo facilitador acorde a la evolución y necesidades sociales, y deje de ser solo un nido de atavismos rancios que complican el desarrollo de la entidad so pretexto de la conservación del chivo; no, perdón, del patrimonio cultural. Porque de algo estoy seguro, la clausura es más política que cultural. ¿Le suena el nombre de Diego Prieto? Pues sigue teniendo intereses en la ciudad.

“En tiempos electorales hasta el más chimuelo quiere masticar hueso”.

Cosas y casos de legisladores

Recordará usted que la semana pasada comentaba sobre la aparición de una encuesta cuya mayor particularidad consistía en destacar los llamados “negativos” de Roberto Cabrera Valencia rumbo a la reelección del municipio de San Juan del Río, y el “tufo” que tenía a “fuego amigo” por la nula calidad estadística que denotaba.

Pues bien, parece que la discreción no es virtud de los contratantes y dicen que fue encargo de cierto legislador azul que tiene un “acuerdo de operación” con el oportunista decano marrón.

Lo he dicho muchas veces: La “política es C&!3r4”, por eso no me sorprenden estos enjuagues. Sin embargo, lo que sí tengo que decir es que en el intento de quemar a Cabrera pueden terminar quemando al partido, beneficiado a otro que ni en la bola anduvo.

“El que a su ansia se entrega, de aspiraciones se ahoga”.

Es Claudia

Vaya músculo el que mostró el pasado fin de semana Claudia Sheinbaum en el evento que tuvo como sede el municipio de Huimilpan. Y a diferencia de la corcholata Ebrard, convocó a marrones y verdes en torno a su proyecto, como clara señal de lo que vendrá, pues todo indica que la decisión respecto al camino por el que transitará su proyecto en el estado está más que tomada y será verde, lo cual, dicho sea de paso, resulta lo más óptimo, pues evidentemente es un sendero más amplio, menos sinuoso y, sobre todo, menos agreste.

No podemos dejar de señalar que a pesar de todos los asegunes que pudiera tener el grupo, “Los Claudios” han demostrado evolución, unidad y, sobre todo, generosidad, por lo que se les augura un mejor futuro que a los de enfrente, pues aquellos son los mismos haciendo lo mismo, respirando los mismos humos, anquilosados y sin intención ni posibilidad de crecimiento.

“Todos los caminos conducen al verde y el verde es un bello color”.

De procesiones y jubilaciones

Parece que la crisis al interior del Poder Judicial del Estado es cada vez más aguda y ha propiciado que varios magistrados acudan al liderazgo y protección del gobernador del estado y su “Dama de Platino”, ante la desconfianza y desacuerdos que guardan con su presidenta debido a su inusitado protagonismo y acentuada desigualdad con ellos. Se vienen sustituciones por jubilación y no pretenden ceder ni una sola posición a los “Granados Ponce”.

“Al que agita el avispero se le cargan aguijones”.

Lenguas viperinas

Dijo un tal Uresti: “De todos los suspirantes al Senado por Morena, el que la lleva cachetona es Astudillo, pues sea Claudia, Marcelo o Adán, él solo depende de sí y todos se tendrán que persignar en esa capilla”.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.

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