Se mueve Ricardo Anaya en la entidad y prepara su regreso; y a pesar de las advertencias del exgobernador Pancho Domínguez, en el sentido de que nada tiene que hacer en Querétaro, Anaya hace oídos sordos y opera el abordaje a la dirigencia estatal.
Ante un escenario adverso en el país para el PAN, y sin mayor margen de maniobra en el Senado, solo para abordar la tribuna y con su retórica hacer protagonismo, Ricardo Anaya mueve a sus peones en la entidad y los lanza para abordar la dirigencia estatal del blanquiazul.
Postula al diputado local Guillermo Vega y a Roberto Sosa, al que ya le dicen “el voy a todas”: quería ser candidato al Senado, dijo que también a gobernador, y ahora por órdenes de Anaya se apunta para dirigir al PAN.
Ricardo Anaya se blinda con la dirigencia del PAN ante la muy posible pérdida del municipio de Querétaro y ante la posibilidad de que las autoridades electorales acepten las impugnaciones de Chema Tapia, y con ello se abran más de 900 paquetes electorales –en principio eran 700, pero salieron más anomalías–, y que este supere a Felifer.
Es muy posible que proceda la impugnación de Chema Tapia, lo sabe Ricardo Anaya, el patrón no solo de Felifer, sino también de algunas autoridades electorales en la entidad. Sabe que existe la posibilidad de que el PAN pierda el municipio de Querétaro, y ante la debacle nacional del PAN, Anaya prepara su regreso, y con ello, su candidatura a gobernador en el 27.
Aunque el PAN sufrió su peor derrota en el país y está casi agónico, de 2018 a la fecha pasó de tener 13 gubernaturas a solo 4; en este 24 solo ganó 2 senadurías de mayoría, y de diputados federales ni se diga.
La dirigencia nacional fue impuesta por Ricardo Anaya, que regresará a México como senador pluri y está tan seguro de ello que ya está preparando su retorno a Querétaro, retando a Pancho Domínguez, a ver si es cierto que se va a topar con él.
La dirigencia estatal del PAN está abandonada desde hace 3 años, y aunque la actual “dirigente”, Leonor Mejía, dice que no se va –aunque nunca estuvo–, tras el descalabro electoral y el premio que le dieron de una diputación “pluri”, su salida es inminente.
La lógica implicaría que los panistas locales reforzaran esa posición poniendo a un líder nato, un militante reconocido y respetado que debería ser Alfredo Botello –el jefe Botello, como le dicen–, es el ideal; pero algo sabe que sí quiere, pero no va.
Ante el vacío creado, el diputado anayista, Guillermo Vega, levantó la mano y se ve que va fuerte para participar en el próximo proceso de renovación de la dirigencia estatal del PAN, por lo que resaltó que la persona que sea electa debe ser un líder con el objetivo de motivar y reanimar la estructura, o sea, él.
Anaya no manda solo a Guillermo Vega, también apunta “al todas voy” Roberto Sosa, que ya declaró –se había tardado– que quiere ser el dirigente del PAN en la entidad.
Y tiene lógica, Sosa es diputado federal electo, pero sabe que en San Lázaro ni él ni su bancada tienen nada que hacer ante la abrumadora mayoría de Morena.
Lo sabe su patrón Anaya y, por si las dudas y no se le haga con Guillermo Vega, manda “al todas voy” Sosa a presionar.
Es de pronóstico el encontronazo que tendrá Anaya con Pancho Domínguez, que hace 15 días no se lo mandó decir, se lo dijo públicamente: si Ricardo Anaya regresa a Querétaro se topará con Pancho Domínguez.
Veremos de qué cuero sale más correa. Por lo pronto, Anaya quiere la dirigencia del PAN porque sabe que por el factor Chema Tapia uno de sus cartuchos se puede quemar y se quedaría sin el municipio de Querétaro.
Nada está escrito.
10
Jul 24
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